Un tornado destroza más de medio millón de pinos en Teruel El frente de la tormenta llegó a tener 600 metros de ancho
El Ayuntamiento de Mosqueruela (Teruel) pedirá la declaración de zona catastrófica para los pinares que el pasado sábado fueron arrasados por un tornado que tumbó y arrancó más de medio millón de pinos en una extensión que se valora, en principio, en 500 hectáreas. La tormenta se inició en el vecino pueblo de Fortanete y se extendió 10 kilómetros con un frente que llegó a tener hasta 600 metros de anchura.
El fenómeno no resulta extraño en la zona de Aragón que limita con la Comunidad Valenciana, aunque en esta ocasión alcanzó proporciones extraordinarias, a juicio de los vecinos. En el Ayuntamiento de Mosqueruela, su alcalde, Rufino Marín, que además es agente forestal, repasaba ayer con los técnicos del Gobierno de Aragón los daños causados en un término municipal con 26.000 hectáreas de extensión, la mayoría pinares que en su mayor parte son de propiedad particular.El Gobierno aragonés no ha realizado aún la valoración, pero el Ayuntamiento de Mosqueruela tiene claro que va a pedir ayudas. "Hace siete años, en el 92, hubo un fenómeno parecido, pero el del pasado sábado fue excepcional", dice el alcalde. La tormenta llegó a Mosqueruela sobre las ocho de la tarde, duró unos diez minutos y apenas se notó en el casco urbano. Otra cosa fue en el monte, donde la masía Dómine, único inmueble dañado, se quedó sin tejado.
Los árboles, en un primer cálculo 200.000 pinos de más de 18 centímetros de diámetro, que se consideran maderables, y 400.000 de menor diámetro, aparecen arrancados o tumbados. El alcalde sabe que hay que proceder rápidamente a su tala: "El monte está en estos momentos impracticable y si no se talan se pudrirán por las plagas". Joaquín Gargallo es concejal del Ayuntamiento y propietario de una empresa maderera. Sabe que hay que limpiar las pistas de acceso al monte, que están impracticables: "No hay pinos de repoblación es todo monte natural".
No hubo desgracias personales, pero sí algún susto, como el que recibió el vigilante forestal Nicolás Tena, que se encontraba en una torre de vigilancia: "Era como un tubo que se llevaba todo, las nubes bajaban y subían con una fuerza enorme. Un viento fortísimo,creía que se me llevaba y que se acababa todo para mí". Nicolás puede contarlo, pero no olvidará nunca esa experiencia. Ahora en el Ayuntamiento de Mosqueruela se preguntan por qué Meteorología no avisó del fenómeno.
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