Becas y pitos
Fruto de una concepción competitiva de la universidad, defendida por algún que otro liberal o social-liberal, se ha impuesto un razonamiento según el cual hay que hacer competir a las universidades por la captación de alumnos brillantes. Según esta teoría las mejores universidades serán las que capten los mejores alumnos y a su vez a los mejores profesores, de forma que la competencia por ser los mejores redundará en una mejora generalizada de la enseñanza e investigación universitaria. Un mundo feliz liberal basado en que todo el mundo tenga siempre las maletas preparadas. Es a esta filosofía a la que se apuntan las llamadas Becas de Movilidad que han provocado un nuevo contencioso entre la Junta de Andalucía y el Gobierno, recrudecido en estos últimos días de agosto. Inicialmente, el PSOE a nivel nacional pidió la instauración de estas becas para los que deseen estudiar en una universidad distinta a la que le corresponde territorialmente y más tarde el Ministerio de Educación se destapó con la feliz idea de pagar más a los que cambien de comunidad. Evidentemente, el Gobierno andaluz se echó las manos a la cabeza y dijo que cómo un estudiante de Sevilla que se traslade a Badajoz va a cobrar casi un 50% más que uno que se traslade de Sevilla a Granada. ¿Estamos locos o simplemente ha llegado el reinado de los ineptos? No, lo cierto es que esas becas están hechas para favorecer a las comunidades con poco territorio, y en especial a Madrid, en detrimento de las comunidades grandes, sobre todo de la andaluza que dispone de al menos una universidad en cada provincia. Osea, que otra vez el Gobierno Aznar aprovechando cualquier circunstancia para mermar recursos y posibilidades los andaluces. De ahí que no sea nada extraño que el pasado sábado, cuando se presentó en el Estadio Olímpico para entregarle la medalla de oro de maratón a Abel Antón, sonase una estruendosa pitada al oír los asistentes el nombre de quien iba a entregar la medalla. Más le valdría a Aznar cambiar su estrategia con Andalucía y, en lugar de venir a hacerse la foto y chupar cámara, recibir al presidente Chaves para solucionar el asunto de los 400.000 andaluces y demás contenciosos que ha generado su política discriminatoria hacia esta tierra.LUIS ÁNGEL HIERRO
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- MEC
- Becas
- Relaciones Gobierno central
- Gobierno de España
- Comunidades autónomas
- PP
- VI Legislatura España
- Universidad
- Política educativa
- Política autonómica
- Legislaturas políticas
- Ministerios
- Administración autonómica
- Gobierno
- Educación superior
- Andalucía
- Sistema educativo
- Administración Estado
- Partidos políticos
- España
- Administración pública
- Educación
- Política