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FERIA DE MÁLAGA

Material de desecho

La plaza se llena a reventar, las localidades, todas son caras. El sol, inclemente, se alía con la piedra que arde. En esta situación sí, además, el espectáculo no alcanza las cotas esperadas, pues ya me dirán.El espectáculo tiene que quedarse chico por fuerza, ya que el material taurino es de desecho. No se trata de las puntas, que no todas son iguales, ni de la presentación, variable, sino del juego o, mejor, de la jugada: el primero careció de trapío, no tuvo clase ni fuerzas, ni siquiera comportamiento de toro, que debe ser fiero. Los dos siguientes, otros que tal bailan. Salió el cuarto, de otra ganadería, y cundió la sensación de que había que cuidarlo. ¿Cuidar a un toro? Sí, no se vaya a caer.

Piriz / Cordobés, Conde, Juli

Cuatro toros de Herederos de Bernardino Piriz, flojos y descastados, dos, 4º y 6º, de Santiago Domecq, bien presentados. El 6º fue devuelto y sustituido por uno de Sayalero y Bandrés.Manuel Díaz, "El Cordobés": saludos; aviso (oreja). Javier Conde: aviso, saludos; pitos. Julián López, "El Juli": saludos; saludos. Plaza de La Malagueta, 19 de agosto. 5ª de feria. Lleno hasta la bandera.

A todo esto, los picadores, de adorno: un puyacito, un refinolazo, una regañeta. El quinto fue manso. El sexto fue devuelto porque la cuadrilla y el matador así lo quisieron. Lo tiraron al suelo sin piedad y lo hicieron corretear para que se viera no sé qué. Y se vio. En su lugar, salió un buey al que acababan de desuncir de la carreta. Vuelta a empezar.

Los toreros se prestaron de buen grado a la representación: era de ver al Cordobés administrando cuarto y mitad de derechazos a granel. Media desprendida y de oca a oca. En la siguiente oca, el Cordobés se fue a los tendidos de sol, visto que sus medios pases a distancia, alejando al toro, no tenían suficiente recompensa.

Ni se entregó el toro, ni el torero, ni el público. En la solanera ligó dos ranas de notable altura y alguna barbaridad más. Terminó de una estocada caída.

Javier Conde, en el segundo, ligó con lentitud y temple, si bien los pases se sucedían de abajo arriba y hacia afuera. Una estocada atravesada y seis descabellos dieron mala cuenta del toro. El quinto, manso, sólo sufrió un ligero refinolazo en el caballo. Era manso y apretó hacia los adentros como una condena.

Javier Conde no supo enfrentarse a tales problemas que se convirtieron en sainete, y menos mal que pudo acabar con los problemas y con el sainete mismo.

El Juli brilló a ráfagas; algún lance bien compuesto, dos quites de repertorio, dos pases por los adentros, una serie apañadita en la que no tuvo que rectificar los terrenos y poco más. Detalles y continuidad que acabaron en tres pinchazos y descabello.

En el sexto, menos detalles, más desplantes y peor planteamiento. Estocada y dos descabellos.

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