Cuajar en torero
Hoy salen pocos toros cuajados, a los que corresponden pocos toreros con cuajo. La carrera es muy difícil y está erizada de trampas, aunque, si así no fuera, estarían vacíos los andamios, que son de gran peligro y fatiga y, además, de escasa retribución. Lo malo viene al bajar del andamio al que cada uno estamos atados y elegir el raro mundo del toro, nunca más a cuento lo de toro, porque ayer, en Málaga, fue grande el descastamiento de las fieras, mal nuestro de los últimos decenios.Además de faltas de presentación, escasas de pecho y culata, unas con más pitones que otras, estaban perdidas de fuerza y ayunas de bravura y fijeza. Duro banco de prueba para tres toreros en tres fases distintas de cuajo.
Sayalero / Lima, Ortiz, Moreno
Seis toros de Sayalero y Bándres, descastados pero manejables. 1º, anovillado, y 2º, rajado.Lima de Estepona: vuelta al ruedo; silencio. Ricardo Ortiz: oreja; saludos. José Luis Moreno: saludos; aplausos. Plaza de La Malagueta, 17 de agosto. 3ª de feria. Un cuarto de plaza.
Lima de Estepona lo intentó todo: largas a porta gayola en cada uno de sus oponentes, verónicas que comenzaban bien sin llegar al remate, banderillas y pases de todas las marcas en no importa qué terrenos. Gran voluntad con menor dosis de acierto, porque la muleta sólo embarcaba para despedir, sin marcar la curva hacia dentro. Hubo falta de habilidad a la hora de utilizar el estoque, por lo que del balance hay que salvar la voluntad, que no basta para cuajar en torero aunque sea condición necesaria.
Ricardo Ortiz tiene el problema de que torea poco y la virtud de no acusarlo. A la hora de la verdad hace las cosas con gusto y parsimonia: un par por los adentros, un quite por chicuelinas al segundo y la magnífica ejecución de la estocada al primero de su lote, se pueden apuntar como notables.
Siempre estuvo por encima de su rajado primero; parece mentira que, a un toro, haya que rogarle por favor que embista, pero la cera es poca y de mala calidad.
En el quinto sufrió una doble luxación en el hombro derecho, por lo que hizo demasiado con matarlo. De todas maneras, y a pesar de que va cuajando, no se lo van a poner fácil. Todo lo más, repetirán el favor.
Otro grado de entidad torera debía haber mostrado José Luis Moreno. Estaba próximo a romper y, de momento, lo ha roto todo. Fue ayer su espectro el que se paseó por La Malagueta, con las elegantes maneras de siempre pero vacío de sustancia, por lo que el cuajo no fue posible.
Tal vez se pueda recomponer el guiso, pues los mimbres están ahí, pero no fui capaz de entender una actuación desconcertante y sin criterio, acompañada de una frialdad helada. Esperemos que cambie el tiempo y que aumente el criterio, para que así se puedan mantener tanto las ideas como los terrenos.
Babelia
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