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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El baile solar de Lorca Massine

Ha llegado a Madrid finalmente una obra de danza que en varias etapas y en diferentes formatos ha dado la vuelta al mundo y ha triunfado en muchos escenarios: Zorba el Griego. Los Veranos de la Villa han tenido como huésped de lujo estos días a Lorca Massine (se llama así por el poeta Federico, amigo de su padre) y el ballet que hemos visto es la consecuencia de un proceso coreográfico que empezó en la época en que Lorca era solista de la compañía Béjart, y luego cuando en 1973 bailó por primera vez la música de Theodorakis en la pieza Fêt dansée (Beranger).En 1988 Lorca Massine logró por fin en el Festival de Las Arenas de Verona estrenar su primera versión de Zorba, que poco a poco ha evolucionado hasta cristalizar como un espectáculo de una enorme humanística y gran empaque que puede calificarse casi de operístico. La pieza recorre argumentalmente la novela de Kazantzakis y finalmente dibuja un fresco mediterráneo y vital en el que los bailarines protagonistas consiguen atravesar la historia con gran sensibilidad.

Ballet Nacional de Lituania

Zorba el Griego. Libreto y coreografía: Lorca Massine; música: Mikis Theodorakis. Veranos de la Villa de Madrid. Patio Central del Cuartel del Conde Duque, 14 de agosto.

El propio Lorca Massine a sus 55 años da una lección de vitalidad y entrega, le siguen los jóvenes Eglé Spokaité en el personaje de Marina, siempre bellísima y con línea clásica, pero sobre todo el gran hallazgo de la noche ha sido el joven Mindaugas Bauzys en el papel de Jonás, uno de esos bailarines que salen y existen pocas veces: todo lo que toca se hace verdadera danza por su lirismo personal y su musicalidad, dando un tono heróico y elevado a toda la lectura coreográfica. En un papel que está marcado por la sombra y presencia de artistas como Vladímir Vasiliev.

En la segunda parte de la obra todo se hace mucho más coral y desgarrado hasta llegar a ese sirtaki no por conocido menos emocionante y moldeador final de la historia. En este momento del ballet Massine y Bauzys entran de lleno en un alto registro que sólo puede ser calificado de hermoso. El resto de la plantilla trabaja en un tipo de baile de carácter cercano al folclore griego a la vez difícil y potente consiguiendo esa especie de aire primitivo y terrenal típico del mundo mediterráneo.

Volviendo a Mindaugas hay que decir que no es nada exagerado calificarle de bailarín excepcional pues la calidad de su danza sobrepasa con mucho a una especie de modestia y manera de hacer de gran artista. En la coreografía Lorca Massine evoca discreta y cultamente la herencia de su padre con evoluciones y figuras en círculo que recuerdan La consagración de la primavera que el gran Massine hiciera en los años veinte a continuación del original de Nijinski, y ese tejido evocador de lo primitivo vuelve desde la música en la que evidentemente también hay ecos de Stravinski y la fuerza combinatoria entre el baile popular y el nuevo ballet.

El público del Conde Duque reconoció con largos aplausos el trabajo de este conjunto capaz y entusiasta a la vez que entra en una obra que por sí misma tendrá los méritos para permanecer.

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