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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Triunfa la poesía del Ballet de Harlem en Santander

El arte afroamericano tiene en el Ballet de Harlem una de sus expresiones más cristalizadas y brillantes; a la energía y buena danza hay que unir un sentido festivo del acto danzístico y una voluntad de investigación que ha permitido crear un ballet genuinamente norteamericano ligado a la cultura negra, y mejor expresado, protoneoyorquino.La compañía ha evolucionado del mimetismo neoclásico y la competencia por el virtuosismo a un arte de baile tremendamente sensual, meticuloso y con su propio aparato poético.

El programa dejó extasiado al público santanderino pues en él se alternaban la búsqueda rítmica en lo primitivo de Sasanka, el acentuado lirismo y cierto tono melancólico y hasta espectral de Adrian, llegando en la segunda parte a un clímax de perfección espectacular, primero con la obra de Maldoom, que es un verdadero clásico, una coreografía premiadísima donde se juega al grupo escultórico y se confía a los bailarines el desarrollo de una tensión plástica que arranca suspiros y hasta lágrimas.

Dance Theater of Harlem Sasanka: Vicent Sekwan / Odekoza-Synergy; Adrian: John Alleyne / Timothy Sullivan; Adagietto n

5: Royston Maldoom / Mahler; Dougla: Geoffrey Holder. 48º Festival Internacional de Santander. Palacio de Festivales de Cantabria, 13 de agosto.

Para el final Dougla teje un cuadro que es como una verdadera pintura multicolor y antillana, de sincretismo cultural al calor solar y donde la luminosidad surge tanto de los cuerpos como del baile. Holder ordenó la coreografía y se encargó también de la música y el vestuario, y desde que se estrenara esta obra en 1974 no deja de ser un hallazgo, un fin de fiesta que justifica por sí sola la presencia de esta compañía y de sus entusiastas intérpretes.

Renovación constante

Hay que decir que la renovación en la compañía de Harlem es constante; actualmente abundan en ella los elementos jóvenes junto a caras conocidas de etapas anteriores, y la verdad es que Arthur Mitchell ha cuajado un estilo unitario, una proyección sin otra metáfora que la alegría de bailar con un resultado singular y distintivo.Si hoy día se puede hablar como historia del neoclasicismo de la Costa Este norteamericana hay que mencionar obligadamente como una de sus ramas contemporáneas y más firmes a esta compañía y lo que ella representa.

Volviendo a Adrian hay que decir que esta obra es un conmovedor reto para los bailarines en que el juego psicológico se enlaza con la fuerte evolución coreográfica; los pianistas santanderinos Luis Aracama y Alberto Urroz hicieron una brillante interpretación de la compleja partitura de Sullivan para dos pianos, un sonido en el que vive la tradición norteamericana de Coopland y Dahl.

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