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El idioma portugués se crece en ultramar

El congreso de lusitanistas sale por primera vez de Europa para universalizar su lengua

Juan Arias

Seis congresos han sido necesarios para que la Asociación Internacional de Lusitanistas, reunida la semana pasada en Río de Janeiro, pueda demostrar al mundo que "el portugués tiene ya rango universal, ha llegado a su edad adulta. Que atrás ha dejado ese estadio adolescente vivido durante tantos años unido al complejo de inferioridad permanente", en opinión del poeta y editor Carlos Di Muro. Han sido necesarios seis encuentros para congregar a escritores y lusitanistas de 35 países y 60 universidades que representaban no sólo a los países de habla portuguesa sino a aquellos para quienes este idioma tiene una importancia cultural de primera magnitud.El congreso -cien mesas redondas y más de cuatrocientas intervenciones- dejó claro que una lengua que es la oficial en siete países repartidos en tres continentes, que es usada por más de 200 millones de personas, que constituye el tercer idioma en Europa, después del inglés y el español, y es la sexta en importancia del globo, y que posee una de las literaturas más ricas del mundo, tiene que dar la batalla para salir de su proverbial aislamiento y afirmarse como lengua universal.

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Duelo dialéctico

El congreso, que por vez primera se celebraba fuera de Europa, contaba con el espaldarazo de José Saramago. El primer portugués que ha sido galardonado con un Nobel fue el eje principal de la reunión, una especie de sello de marca de los congresistas que hicieron de él la bandera de sus reivindicaciones y el polo de atracción de escritores y lusitanistas. El escritor afincado en Lanzarote le ha cogido gusto a Brasil. Fue también el invitado de honor en la pasada Bienal del Libro de Río de Janeiro, celebrada en mayo.

Saramago, a pesar de ser constante centro de atención de todos los medios de comunicación, arremetió contra la prensa al declarar que ésta acostumbra a tratar a los escritores "como a los bobos de la corte" y que los considera como "la guinda de la tarta".

Las dos vertientes

El congreso se movió en varias vertientes. Una fue claramente académica, con cientos de ponencias que abordaron los aspectos más particulares de la lengua y la literatura portuguesa, del influjo ejercido en las lenguas nativas de las ex colonias y de la influencia que ha tenido el africanismo en el portugués a través, principalmente, de países como Mozambique y Angola.Los expertos trataron de temas extremadamente especializados, como el abordado por Thomas Johnen, de la Universidad de Picardie, en su disertación sobre semántica y verbos modales, o antropológicos, como el de María de Paula de Amaral, de la Universidad de São Paulo, que trató sobre La contribución del léxico indígena y africano en el portugués de Brasil.

No faltó quien como María J. Postigo Aldeamil, de la Complutense de Madrid, se sumergió en los estudios de paremiología (refranes) español-portugués para analizar los proverbios de Don Quijote en las traducciones portuguesas, o quien estudió las coincidencias entre el español y el portugués en la morfosintaxis y en la fonética y del portugués y el polaco en el uso de algunos tiempos verbales.

Uno de los temas que concitó más interés fue el abordado por tres catedráticos de la Universidad de Río sobre hasta qué punto el portugués de Portugal y el portugués de Brasil son dos lenguas iguales o diferentes. Pusieron de relieve las diferencias culturales de ambos países y lo que ello ha condicionado la lengua. En ese sentido, durante años los escritores brasileños han encontrado dificultades para ver editadas sus obras en Portugal, muchas veces debido a la cantidad de modismos que utilizan en el lenguaje y que resultan difícilmente comprensible para el lector medio portugués.

Sin embargo, lo que sí ha quedado claro y demostrado en esta reunión de expertos es que el idioma no se puede limitar geográficamente al territorio de Portugal. Con modismos y sin modismos, Brasil, con sus 164 millones de habitantes, supone el 80% de las personas que tienen en el portugués su único idioma.

Hoy el portugués es impensable sin el país más grande de América del Sur aunque tampoco sin otros países como Mozambique, Angola, Cabo Verde (África) o Macao (Asia).

Como representantes de estos países estaban escritores como Pepetela, Ana Paula Tavares, Patraquim, Virgilio de Lemos o David Hopfer Almada.

Identidad emancipadora

Otra de las vertientes de esta reunión fue la política, impulsada una vez más por Saramago, y acompañada por los representantes llamados periféricos, especialmente mozambiqueños y angoleños.Liderados por el Nobel de Literatura, su tesis es que no existe literatura seria sin transfondo político. De ahí que del congreso vaya a salir un manifiesto, la llamada Declaración de Río, que será enviada a la ONU a favor de la causa de la población de la isla de Timor que lucha por independizarse de Indonesia. El compromiso de Saramago se tradujo en participar activamente en la recogida de firmas entre los asistentes.

La argumentación del Nobel portugués fue tajante al dirigirse a los escritores presentes: "¿Dónde está nuestra voz de protesta como escritores portugueses? ¿Qué diablos estamos haciendo frente a las nuevas formas de colonización?". El autor de Ensayo sobre la ceguera llegó a decir que cada día "se siente más alejado de la literatura", dando a entender que todas sus energías se están volcando cada día más a la acción política encaminada a luchar contra la injusticia.

El testigo humanista e izquierdista de Saramago lo recogió el sociólogo portugués Boaventura de Souza, que declaró: "La única opción radical de la colonización portuguesa fue el no optar nunca radicalmente por nada. Así resulta difícil buscar una identidad emancipadora". Y añadió: "La independencia de las colonias portuguesas fue la de los hijos de los colonos. Ello reveló nuestra total falta de ética comunitaria. El colonialismo ejercido por nuestras élites contra el indio o el negro puede ser más pernicioso que el que viene de fuera".

Por su parte, el angolano Pepetela dijo que muchos le preguntan si no es un lujo escribir en un país donde hay tantos analfabetos y tanta miseria. Respondió que él sabe que es un lujo. "En el fondo estoy de acuerdo", dijo, "que cuando escribimos es sólo para intentar situarnos en este mundo caótico en el que vivimos".

Pero en medio de las sesiones de los expertos y la dialéctica política, una de las mayores atracciones del congreso fueron los escritores estrellas. Estaban todos: portugueses, brasileños, mozambiqueños, angoleños, etcétera. Los más de mil congresistas se agolpaban para escucharles y conversar con ellos. Estaban todos, menos dos grandes figuras brasileñas, debido a su precaria salud: Jorge Amado y João Cabral de Melo Neto, cuyas obras, sin embargo fueron analizadas a fondo por los especialistas.

La modernidad del congreso hizo que no sólo se estudiaran las obras de los clásicos, ya fallecidos, sino también de los contemporáneos, muchos de ellos presentes en las sesiones. De ahí que se diera el caso de que mientras un determinado escritor conversaba en una aula de la Universidad con sus lectores, en la de al lado expertos de fama mundial desentrañaban aspectos relacionados con sus obras. Era el caso de Saramago, Pepetela, João Ubaldo Ribeiro, Nélida Piñon, Ferrera Gullar, Nuno Judice o la poeta angoleña Ana Paula Tavares, quien declaró: "Hablar de poesía es hablar de las mujeres de mi país...En Angola todo el tejido social se estropea a causa de la guerra. Lo poco que queda de la memoria histórica y social son las mujeres quienes lo transmiten".

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