El parque eólico de Santa María supera su periodo de información pública sin ser objeto de una sola alegación

El futuro parque eólico de Madrid avanza con viento a favor. El proyecto para instalar aerogeneradores de 660 kilovatios en el término municipal de Santa María de la Alameda (752 habitantes), en el confín noroeste de la región, acaba de superar el preceptivo periodo de información pública sin recibir una sola alegación. Ello significa que tanto los vecinos de la zona como los colectivos ecologistas no le encuentran objeciones a la iniciativa, o, cuando menos, no son lo suficientemente relevantes como para molestarse en hacerlas públicas. El primer parque eólico madrileño forma parte de un conjunto de seis que se instalarán en la intersección de las provincias de Madrid, Ávila y Segovia. La sociedad promotora ha elegido el nombre de Altos del Voltoya y en ella participa la propia Comunidad de Madrid, a través de la sociedad Capital Riesgo, con un 7,5% del capital (183 millones de pesetas). El resto del accionariado lo integran Mapfre (31%), Unión Fenosa (30%), Iberpistas (17,5%) y Sodical (5%).La ubicación definitiva de los gigantescos molinos de viento -45 metros de altura, 44 de diámetro en las aspas- se ha fijado en la dehesa de La Cepeda, una finca que, aunque pertenece a Santa María de la Alameda, dista 12 kilómetros de su casco urbano. En consecuencia, el impacto visual se presume mínimo, ya que el núcleo de población más cercano, Peguerinos, se encuentra a unos cinco kilómetros.

La andadura administrativa del futuro parque eólico está todavía pendiente de la declaración de impacto ambiental, que la Consejería de Medio Ambiente no concluirá antes de septiembre. Sin embargo, en caso de que este informe sea positivo, las aspas de los aerogeneradores podrían empezar a girar a finales del año 2000 o principios del 2001. La inversión en los seis parques de Altos del Voltoya se eleva a 16.300 millones de pesetas (2.458 para el de Santa María) y su producción de energía eléctrica rondará los 95 megavatios, una cantidad equivalente al consumo de 80.000 familias. En la zona, el viento sopla a una velocidad media anual de casi 30 kilómetros por hora.