Marte será la próxima frontera del espacio, pero aún no hay fecha para un vuelo tripulado
Los expertos perfilan en Viena el calendario de proyectos astronáuticos del siglo XXI
ENVIADA ESPECIALLos humanos terminarán por salir del entorno terrestre, pero tardarán. El calendario de exploración espacial para el siglo XXI, expuesto estos días en la Conferencia de Viena sobre Usos Pacíficos del Espacio, no tiene muchas fechas concretas, pero resume de forma realista los principales objetivos próximos. El primer viaje tripulado a Marte, objetivo prioritario para muchos expertos, sigue sin embargo sin fecha concreta y los más pesimistas creen que no se hará hasta la segunda mitad del siglo. 185 países debaten en Viena el documento final.
El recuerdo del 30 aniversario de la llegada del hombre a la Luna ha servido de pretexto a los partidarios de hacer llegar seres humanos a Marte para hacer campaña sobre el tema, sobre todo en Estados Unidos, y pedir un nuevo impulso político similar al programa Apolo de los años sesenta. Pero la respuesta ha sido tibia. Daniel Goldin, el director general de la NASA, excusó a última hora su presencia en Viena, donde era esperado el pasado jueves, aduciendo discusiones presupuestarias en Washington que afectan al organismo que dirige. Sin embargo, en declaraciones realizadas a la revista especializada SpaceNews, Goldin ha asegurado que se está haciendo todo lo necesario para que algún día el hombre vuelva a la Luna o llegue a Marte, pero que nadie puede esperar que la NASA se lance de cabeza a lograrlo.
Goldin, sin embargo, cree que ambas cosas se realizarán en los próximos 20 años y en un marco de cooperación internacional, pero a corto plazo, para él, lo importante es completar la Estación Espacial Internacional (ISS) y abaratar los costes de los lanzamientos. "Cuando el programa Apolo, la NASA disponía del 5% del producto interior bruto de Estados Unidos... a no ser que el país esté dispuesto a gastarse miles de millones de dólares más cada año, no vamos a ir a Marte ni vamos a tener una colonia en la Luna. Es así de simple", ha dicho Goldin. El presupuesto actual del programa espacial civil en Estados Unidos es del 0,8% del PIB.
Otros especialistas no están de acuerdo, aunque reconocen que no se dan las condiciones necesarias para reproducir el programa Apolo. Sus argumentos son que Estados Unidos, el único país que puede liderar estos esfuerzos, atraviesa una inmejorable racha económica, y es por tanto el momento de la decisión de alcanzar una nueva frontera y de cambiar las reglas por las que la NASA tiene que competir todos los años con otros organismos oficiales para conseguir fondos para sus programas, aunque sean a largo plazo.
Mientras se dilucida esta cuestión, lo que está claro es que Europa, Estados Unidos, Rusia y Japón tienen en cartera para los próximos años toda una flotilla de naves no tripuladas al planeta rojo, entre las que habrá una misión para recoger muestras y traerlas a la Tierra.
Alrededor del 2010, señalan los estudiosos del futuro espacial, se volverá a la Luna con nuevas pequeñas naves automáticas, como la Lunar Prospector, que el próximo 31 de julio terminará su misión estrellándose contra la superficie, y se empezarán a instalar pequeños telescopios robóticos allí para hacer astronomía sin interferencias.
La Luna, un fuerte
La Luna poco a poco se convertirá en un fuerte de frontera, el lugar desde donde se podrá dar el siguiente paso, y para ello se iniciará un programa de evaluación de recursos lunares con vistas a su explotación.En paralelo, el gran esfuerzo tendrá lugar en el transporte espacial, con el objetivo de desarrollar nuevos vehículos y de asegurar su mantenimiento y el suministro de combustible. Para 2025, este esfuerzo habrá dado su fruto y será mucho más barato alcanzar la órbita terrestre o incluso la Luna. Entonces empezará de verdad la explotación comercial del espacio y puede ser el momento del turismo espacial, tantas veces anunciado y nunca realizado hasta ahora, y asimismo el momento de acontecimientos deportivos de nuevo tipo, como las carreras de velas solares.
La comercialización traerá consigo la construcción de bases de lanzamiento en muchos países para satisfacer la demanda, y la puesta en órbita de varias estaciones espaciales similares a la ISS. Sin embargo, antes habrá que resolver el problema de la energía, ya que se necesitarán megavatios de potencia en vez de los pocos centenares de vatios de la ISS.
Mientras tanto, se realizarán múltiples misiones espaciales no tripuladas, probablemente a las lunas de Júpiter más interesantes, como Titán y Europa, hasta conocerlas perfectamente y con el objetivo final de saber si hay vida en algún otro lugar de sistema solar.
La explotación masiva de los recursos lunares o de otra fuente, hacia 2050, permitirá quizá resolver el problema energético de la Tierra y producirá una industrialización del entorno terrestre (el sistema Tierra-Luna), todo ello en un marco económico dinámico. El desarrollo de sistemas electromagnéticos de lanzamiento basados en la Luna permitirá el envío, mucho más fácilmente que ahora, de misiones robóticas o tripuladas a Marte. Allí, a más largo plazo, se decidirá la creación de una biosfera para que puedan vivir los seres humanos, mientras otras sondas no tripuladas se aventuran más allá del sistema solar.
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