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Cirugía para el Puente Colgante

El Puente Colgante, que une la ría del Nervión entre Portugalete y Las Arenas desde 1893, ha sufrido una operación de cirugía estética que ha preparado el transbordador para entrar en el siglo XXI. El puente, un proyecto del arquitecto vizcaíno Manuel Alberto de Palacio que recuerda a la Torre Eiffel, estrena hoy ascensores acristalados en ambas márgenes de la Ría y una pasarela a 40 metros de altura desde la que se divisa una inmejorable vista de los municipios cercanos a la Ría, del puerto de Bilbao y de la unión del cauce fluvial con el mar. Estas nuevas instalaciones, a las que hay que sumar el nuevo carro automatizado que hará moverse la barquilla de un lado a otro, son las últimas mejoras que ha realizado en el monumento la sociedad Transbordador de Vizcaya. Esta empresa, que tiene la concesión del servicio desde 1996 hasta el año 2026, ha invertido un total de 500 millones de pesetas en el lavado de cara del Puente Colgante. Cada año cerca de 6.400.000 pasajeros y unos 600.000 vehículos utilizan para salvar la Ría este puente, que funciona las 24 horas al día. Los Reyes inaugurarán hoy las nuevas instalaciones. Don Juan Carlos y doña Sofía, en la que es su cuarta visita oficial a Vizcaya, seguirán el ejemplo de la infanta doña Isabel de Borbón, quien, en agosto de 1893, un mes después de que se inaugurara el Puente Colgante, acudió a conocerlo y utilizó el transbordador para pasar de un lado a otro de la Ría hasta en siete ocasiones. Alfonso XIII, abuelo de don Juan Carlos, visitó también el Puente Colgante aunque no llegó a viajar en él. El monarca llegó a Portugalete en su yate Giralda para visitar las obras del Puerto de Bilbao y aprovechó la ocasión para conocer el monumento. Una obra moderna El Puente Colgante se construyó en una época próspera de la economía vizcaína. Entonces fue una obra muy moderna que tardó cinco años en cristalizar y que está considerada como el puente transbordador más antiguo del mundo. El arquitecto Manuel Alberto de Palacio comenzó en 1888 a diseñar un sistema que uniese las márgenes del Nervión en su desembocadura. Para esa fecha el arquitecto vizcaíno gozaba de renombre y había construido, entre otras instalaciones, el Palacio de Cristal del madrileño parque del Retiro. De Palacio estudió varios proyectos diferentes: un transbordador sobre carriles, gabarras flotantes, puentes levadizos, submarinos, hasta dar con la solución definitiva que permanece hasta nuestros días. Su idea, que fue bautizada con el nombre de Puente Transbordador Palacio, permitía el traslado de pasaje y carga, no dificultaba la navegación de la Ría y tenía un coste razonable. El arquitecto constituyó la sociedad M.A. de Palacio y Cía que fue la constructora y primera concesionaria de la obra. La barquilla que cruzaba la Ría contaba con dos clases de pasaje: a 10 céntimos y a 5 céntimos. Los viajeros de primera viajaban cubiertos, y los de segunda, a la intemperie junto a carruajes, mercancías y ganado. En la primera junta de accionistas de la compañía, De Palacio propuso la construcción de ascensores panorámicos a ambas márgenes del Nervión y la habilitación de una pasarela peatonal a 40 metros de altura sobre el río. Este proyecto inicial es el que ha retomado 106 años después la sociedad Transbordador de Vizcaya, que preside el empresario Javier Cardenal, y que los vizcaínos y turistas podrán utilizar a partir de mañana. La firma concesionaria inició el pasado año la modernización del Puente Colgante y realizó una encuesta entre los pasajeros para conocer sus opiniones sobre la calidad del servicio y las instalaciones. En noviembre pasado, la empresa cambió la vieja barquilla del transbordador por una cabina moderna y cerrada, semejante a los vagones del metro de Bilbao, para evitar que los pasajeros siguieran mojándose cuando el viento y la lluvia arrecian. Esa primera inversión, que ascendió a 80 millones de pesetas, aumentó la capacidad de la barquilla hasta 250 pasajeros y seis coches y redujo el tiempo del trayecto de 8,5 minutos a 7 minutos. Ocho meses después, la empresa ha concluido el proyecto de modernización del puente, que esta considerado monumento histórico-artístico de Vizcaya. La sociedad Transbordador de Vizcaya ha recuperado el proyecto del arquitecto De Palacio y ha construido dos ascensores de cristal, en Portugalete y Las Arenas, que se elevan hasta la pasarela superior de la construcción. Ahí arriba, a 40 metros de altura, la pasarela se convierte en un mirador panorámico de 160 metros de longitud desde el que se divisan los municipios cercanos a la Ría, la desembocadura del Nervión y el Puerto de Bilbao. Turistas El Puente Colgante, que siempre ha sido uno de los monumentos más visitados de Vizcaya, se suma así al efecto Guggenheim y está preparado para la riada de extranjeros que el museo atrae. "El objetivo es que los turistas puedan llegar al sitio más recóndito del monumento", comenta Rafael Sarría, director general de Transbordador de Vizcaya. La compañía ha renovado el carro de transbordo y ha construido cuatro salas de embarque, dos en cada una de las orillas, con expendedoras automáticas, puestos de información turística y tiendas de recuerdos. La remodelación deja listo para el siglo venidero un monumento que ha soportado sin fisuras el paso del tiempo y que desde 1893 cumple la función de transportar pasajeros y carga, pese a las bombas que le alcanzaron en 1937, durante la guerra civil.

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