Lisboa desafía a Bruselas y mantiene el veto a la alianza del BSCH y Champalimaud
El Gobierno portugués mantiene el pulso con Bruselas por el caso BSCH-Champalimaud. Ayer, Lisboa, en un frontal desafío, anunció que conserva el veto a la operación poco después de que la Comisión Europea hiciera pública su decisión de suspender la medida de presión portuguesa. Bruselas también había acordado iniciar dos procedimientos de infracción contra Lisboa y había emplazado al Ejecutivo luso a comunicar a la Comisión que había obedecido sus instrucciones, así como las medidas tomadas para cumplirlas.
El enfrentamiento entre Bruselas y Lisboa por el veto a la entrada del Banco Santander Central Hispano (BSCH) en el mercado portugués cobró ayer mayor dimensión. El Gobierno de António Guterres hizo oídos sordos a la decisión de la Comisión Europea de suspender ese veto y anunció, pocas horas después de que Bruselas hiciera pública su postura, que mantiene sus trabas a la operación. "El Gobierno reafirma su convicción de que ha actuado en total conformidad con el derecho nacional y comuniatario aplicables (...) por lo que mantiene en vigor el veto", recoge el escueto comunicado del Ejecutivo luso.Bruselas había decidido, además, formalizar el inicio de dos procedimientos de infracción contra Lisboa por dificultar la operación Champalimaud-BSCH, por violar la libre circulación de capitales y bloquear una operación de dimensión comunitaria. La Comisión, en una decisión sin precedentes, obliga a Portugal a suspender también todas las decisiones tomadas en cascada desde que obstruyó la operación, el pasado 18 de junio. Y le otorga una semana para que le dé explicaciones de cómo ha obedecido.
Acudir a la Justicia
La semana de plazo obedece a que Bruselas pretende dictaminar, antes del 3 de agosto, sobre la cuestión de fondo, si la alianza es o no compatible con el mercado común, o sea, si crea o no una situación de dominio que falsea la competencia. El comisario de la Competencia, Karel Van Miert, anticipó que autorizará la concentración "porque no plantea problemas". Ante esta decisión, Lisboa podía asumir el varapalo de Bruselas o desafiarla. En esta segunda hipótesis, que es el camino elegido por Lisboa, la Comisión no tendrá más remedio que acudir al Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas pidiendo que dicte "medidas cautelares" -es decir, provisionales y urgentes-, en apoyo de la suspensión, en cuyo caso el asunto adquiriría una fuerte coloración de conflicto institucional. Lisboa habría podido optar por el camino de enmedio: asumirla, pero presentar recurso ante el Tribunal, algo que no paralizaría la decisión de Bruselas.La decisión fue adoptada en una reunión bastante acalorada del Ejecutivo comunitario, que estuvo presidida por el español Manuel Marín. El comisario portugués, Joao Pinheiro, anunció su intención de acudir al artículo 4 del Reglamento interno de la Comisión, que permite a cualquiera de sus miembros del colegio aplazar durante una semana una decisión que ya ha obtenido consenso de sus colegas. Los demás le reconocieron ese derecho, pero argumentaron que su ejercicio debe limitarse en el caso de que al ejercerlo se produzcan determinadas consecuencias jurídicas que perjudiquen la decisión. En un tema tan delicado como el financiero, aplazar la decisión podría perjudicar los plazos, por ejemplo, para llevar el asunto ante el Tribunal. Al final, Pinheiro cedió.
Los motivos para la suspensión del veto son: la alegación de que la operación atenta a los "intereses nacionales y estratégicos" es contraria al reglamento comunitario de concentraciones; esta alegación no fue notificada previamente a Bruselas; y la Comisión alberga "fuertes dudas" de que las medidas adoptadas por Lisboa amparándose en el "derecho prudencial" interno sean proporcionadas. En cuanto al procedimiento abierto por presunta infracción de la libre circulación de capitales, el Ejecutivo comunitario, además de las anteriores razones, argumenta que la decisión de bloquear el acuerdo se tomó sólo 24 horas después de que se notificara al ministro y antes de que se conocieran los pormenores; y que no se comunicaron a las partes todas las razones que llevaron al bloqueo del acuerdo.
La alianza consiste en la entrada del BSCH en la aseguradora Mundial Confiança, que controla los bancos Totta & Açores, Pinto y Sotto Mayor, Predial y Chemical. El Gobierno se opuso a la operación limitando al 10% los derechos de voto de socios en la aseguradora y en los bancos.
Postura firme
La reacción de Lisboa no es una sorpresa. Guterres ya dijo que si la Comisión no aceptaba las explicaciones de Lisboa, el contencioso sería llevado "sin dramatismos hasta los tribunales mediante el consiguiente proceso contencioso-administrativo". Guterres explicó el pasado fin de semana que consideraba "natural" que la CE recurriera ante el Tribunal Europeo para que Lisboa anulase su veto. Sin ceder un ápice en su pulso con Bruselas, Guterres declaró que "cuando hay diferentes naturalezas jurídicas es natural que se recurra a los tribunales". Ayer, en Santander, y antes de conocer la decisión, el secretario de Estado de Seguridad Social en Portugal, Fernando Ribeiro Mendes, dijo: "Vamos a luchar con todos los medios legales para mantener nuestra decisión hasta el fin", informa . [Por su parte, António Champalimaud, elogió la decisión de la Comisión y manifestó su deseo de lograr una "solución honrosa para todos". informa Efe].
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