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Crítica:CANTO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La voz torrencial

Sustituía Paata Burchuladze al indispuesto Samuel Ramey. Los organizadores trataron de ser fieles en lo posible al programa anunciado y así las arias o escenas de Borís Godunov, Attila, Mefistofele o Don Carlo permanecieron. Es una decisión que implica respeto al público. Se agradece.Abre la boca Paata Burchuladze y es como un torrente. Se mete en los personajes desde el punto de vista teatral y los hace creíbles. Se añora la escena, pero, en cualquier caso, la componente dramática está en el gesto, en la acentuación. No es el bajo georgiano un cantante de excesivos matices. Lució especialmente su poderío vocal en las páginas de Boito y del siempre esperado Mussorgski. Más desiguales resultaron sus incursiones en Verdi.

Destaca Fernando Fraga en un ajustado texto del programa de mano la "sencillez y profesionalidad" del cantante. Burchuladze no engaña a nadie. Da lo que tiene y punto. Y lo que tiene se apoya en un gran corazón, en la entrega, en una técnica inmediata pero efectiva, en una energía contagiosa, en una fuerza natural que nunca se exhibe gratuitamente. En el aria La calumnia, de El barbero de Sevilla, ofrecida como propina, Burchuladze mostró su lado más cercano a la comicidad, después de un desfile de personajes dramáticos como Banquo, Fiesco, Atila, Felipe II, Mefistófeles o Borís Godunov. Acompañó Miguel Ángel Gómez Martínez al frente de la Sinfónica de Madrid. De memoria, como siempre; ordenadísimo, también como siempre, y a falta de una chispa última de fantasía. Tiene el director granadino el discreto encanto de lo correcto. Me gustó más en las arias que en las páginas exclusivamente instrumentales -un fogoso Rossini, una cartesiana polonesa, un pulcro intermedio de Cavalleria rusticana-. Sonriente en todo momento, Gómez Martínez se enfadó cuando sonó un teléfono móvil -esta vez al principio- y lanzó un par de frases al aire. La orquesta respondió con disciplina a las indicaciones del director. Destacó la cuerda de violonchelos y el bello sonido de Pedro Corostola en su intervención en la escena de Don Carlo.

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