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Las protestas se extienden en Irán pese al llamamiento de Jatamí a mantener la calma

Jerusalén Los máximos responsables religiosopolíticos de Irán, conservadores y progresistas, lanzaron ayer al unísono llamamientos de serenidad y de calma a los estudiantes, en un intento de apaciguar la revuelta, que ayer cumplió su quinto día. Pero como si nada ni nadie pudiera detenerlos, los universitarios ocuparon de nuevo las calles de Teherán -en las que volvieron a producirse violentos enfrentamientos con la policía- y de otras ciudades del país, entre ellas Tabriz. A última hora, los antidisturbios tomaron al asalto la ciudad universitaria de Amirabad, donde el jueves se inició la protesta.

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"Algunos quieren provocar y crear enfrentamientos. Debemos ser los primeros en oponernos a las tensiones y a la violencia. No podemos caer en esta trampa peligrosa", aseguró ayer el presidente, Mohamed Jatamí, principal líder del sector renovador del régimen de los ayatolás, dirigiéndose a los estudiantes a través de la agencia estatal Irna. Las palabras de Jatamí coincidieron ayer con las del Guía Supremo de la Revolución, el ayatolá Alí Jamenei, máximo responsable del ala conservadora, quien se dirigió también a los estudiantes en un mensaje difundido por la radio y que llegó al campus de la Universidad de Teherán a través de los altavoces. "Este incidente amargo me ha roto el corazón", afirmó el líder Jamenei, refiriéndose a los incidentes del pasado jueves en la ciudad universitaria, donde la actuación de las fuerzas del orden acabó con cinco estudiantes muertos y dejó decenas de heridos. Jamenei descalificó en su discurso, como ya lo hizo el pasado sábado, a las fuerzas de seguridad, afirmando que "el hecho de que cientos de personas desciendan a la calle para lanzar consignas no es una excusa para que los otros, con o sin uniforme y en nombre de quien sea, puedan entrar en sus alojamientos".

En medio del discurso, en la ciudad universitaria de Teherán, como si fuera una respuesta directa al mensaje de los dos líderes, se escuchó de pronto el estruendo de un artefacto que provocó de nuevo el pánico de los estudiantes. Además, ayer se registraron otros incidentes en diversos lugares de la capital, donde los enfrentamientos volvieron a repetirse.

"Alá es el más grande", gritaron sin cesar entre 10.000 y 15.000 estudiantes, que se habían congregado a primera hora de la mañana en la plaza de Vali-e-Asr, mientras lanzaban piedras y palos a la policía y a los Guardianes de la Revolución, convertidos en punta de lanza de la represión. Los estudiantes, que incendiaron un vehículo policial, fueron dispersados de manera contundente con gases lacrimógenos, para volver a reagruparse, instantes más tarde, en las cercanías de la universidad. "Mataremos a los que han matado a nuestros hermanos", volvieron a gritar los revoltosos, ya por la tarde, en la avenida de Kechavar, donde les esperaban los policías, que lanzaron otra vez gases lacrimógenos. Según France Presse, unos doscientos vecinos de Teherán se unieron ayer a la protesta estudiantil ante los ataques de la policía.

La revuelta se ha extendido a diversas ciudades del país, especialmente a Yazd, Jorramabad, Hamedan, Shahrud y Tabriz, donde el domingo murió de un tiro un estudiante de Teología de una escuela coránica y donde otras 12 personas resultaron heridas.

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