Las penalizaciones de la UE dejan el cultivo de algodón en la Vega Baja al borde de la desaparición
Hasta hace diez años, el cultivo del algodón era uno de los puntales de la economía de la Vega Baja. Hoy, está al borde de la desaparición. A los problemas derivados de la escasez y mala calidad de las aguas de riego del río Segura, se unen los estrictos cupos de producción impuestos por la Unión Europea (UE). Muestra de la reducción de los cultivos es la pobre plantación de este año: sólo 25 hectáreas, frente a las 7.000 de hace una década o a las 100 de 1998. "Esta superficie viene a suponer la desaparición del cultivo", indican en la Consejería de Agricultura.
A la dificultad para cosechar que encuentran los agricultores en la Vega Baja por la escasez y la mala calidad del agua del Segura, el sector del algodón suma ahora el problema derivado de los cupos a la producción que establece la UE. La Vega Baja ha sido la principal productora de algodón de la Comunidad Valenciana, con unas superficies cultivadas que alcanzaban las 7.000 hectáreas. El mercado único europeo y sus estrictos cupos de producción, junto a las penalizaciones en las ayudas, han reducido drásticamente la rentabilidad para el agricultor. De las 7.000 hectáreas que se cultivaban hace una década, el pasado año sólo se plantaron un centenar. La reducción este año a 25 hectáreas ha dejado el tradicional cultivo "en algo simbólico", señala el director de la oficina comarcal de la Consejería de Agricultura, Miguel Arias, quien apunta que esta pobre superficie plantada en la comarca "viene a suponer la desaparición del cultivo". La producción de Grecia hace que el cupo que establece la UE, de 700.000 toneladas, se sobrepase ampliamente. Las penalizaciones se disparan y al agricultor ya no le interesa el producto. De las 210 pesetas que recibía un kilo de algodón con las ayudas europeas, el año pasado sólo se pagaron unas 120 pesetas. Por si fuera poco, el cultivo todavía se realiza de forma manual. La recolección dispara los gastos, y las exportaciones no alcanzan cuotas de mercado suficientes como para invertir beneficios en la mecanización. Hay que tener en cuenta que el 70% del gasto en el cultivo del algodón se lo lleva la mano de obra. Sólo la buena calidad del producto que se cosecha en las tierras de la Vega Baja demora la desaparición total de las plantaciones algodoneras en una comarca que, según los expertos, no debe incrementar sus regadíos ante los graves problemas de sequía y la contaminación que sufre el río Segura.
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