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Crítica:POP: LENNY KRAVITZ Y ROSARIO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El armario de trajes 'revival'

Una hermosa noche veraniega vino a arropar la llegada de este norteamericano negro, de una impresionante estirpe de creadores que han puesto sonido a la segunda mitad del siglo XX. Lenny Kravitz volvió a ofrecer una velada más que agradable a su numerosa parroquia madrileña. A verle acudió buen número de ellos: la plaza estaba cubierta en casi dos tercios y en la zona vip brillaba un elenco de famosos: Lolita, Marta Sánchez, el actor Eusebio Poncela y los presentadores de televisión Cristina Tárrega y Juan Imedio. La velada se inició por la tarde con la presentación de una nueva intérprete llamada Cree Summer, que interpretó apenas cuatro temas de su disco de presentación, llamado Street faërie y tocado y producido por el propio Lenny Kravitz. Lo temprano de la hora y lo mermado del sonido inicial hicieron que apenas se pudiera disfrutar de sus prometedoras canciones. Habrá que esperar una nueva visita en condiciones más favorables.

Lenny Kravitz, Rosario y Cree Summer

Plaza de Toros de las Ventas. 4.000 y 5.000 pesetas. Madrid, miércoles 7 de julio.

Con la plaza aún medio vacía -o medio llena, según se mire- le tocó el turno a Rosario, que constituía el exótico relleno en un sandwich de música foránea. Con una impresionante banda en la que cabe destacar al bajista Fernando Illán, el guitarrista José A. Romero y la más que extraordinaria vocalista Mayte Pizarro, la pequeña de los Flores hizo un show en el que repasó toda su discografía en una clave más guitarrera que las que ha usado hasta la fecha.

Ciertamente, y a pesar de que el público parecía disfrutar de modo evidente, aunque tibio, quedó bastante patente que los mejores momentos de su concierto eran los que tenían la rumba por motivo central. La pretendida mezcla de rock y aire español que Rosario ofrece suena bastante inverosímil. Y es que, al igual que el flamenco, el blues y el rock exigen fidelidad a sus propias raíces para sonar con naturalidad. Para bien del pop español más ligero, Rosario debe volver a seguir las huellas del gato que hace ¡uy! y ¡ay! en lugar de escoger la más enrevesada senda de Led Zeppelin, las bases stonianas y el blues.

Escenografía

Por fin, a las once y diez minutos, ataviado de rojo y en actitud exhibicionista a lo Sly Stone, Kravitz hizo su entrada en medio de los acordes de Live. La banda que lo acompañaba tenía enjundia, peso y un guitarrista de los que hacen saltar llamaradas a su instrumento. La escenografía recordaba esos plásticos de embalar llenos de pelotitas que tanto apetece reventar. Las luces fueron en todo momento sensacionales y el sonido, abundante. Lenny Kravitz, con el pelo más corto que en otras ocasiones, agradeció al público su presencia y manifestó su, al parecer, sincera alegría por estar de vuelta en nuestro país. Acto seguido, pasó a abrir el ropero -musical- que atesora los trajes de sus ídolos: el citado Sly, el de Barry White, en la canción It aint over 'Til It's over y el más nuevo de Prince en Super soul fighter. Tunnel vision y American woman, este último perteneciente a la banda sonora de la segunda parte de Austin powers, siguieron trenzando la red de un funk pesado, caliente y con la marca de la casa que hace siempre reconocible a su intérprete, para caer después en una balada con sabor al mejor John Lennon: Fields of Joy.

Kravitz y su grupo habrían de reconducir la situación con otro single de éxito: Always on the run; y acto seguido tuvo lugar uno de los momentos álgidos de la actuación: la esperada colaboración vocal entre Rosario y Kravitz. Éstos, apoyados con un cuadro musical que incluía un cajón, palmeros, coristas y un guitarrista flamenco, se lanzaron a cantar juntos IB Long two U. La verdad, fue una versión de las de aquella manera, pero un gustazo es siempre un gustazo y el que se dio Rosario no fue pequeño.

Con la satisfacción del deber cumplido, Lenny Kravitz desapareció de escena a los acordes del himno de su propia cosecha Let love rule. Eso sí, para volver a aparecer unos instantes después y completar el apoteosis con Fly away y Are you gonna go my way. Madrid estaba rendido a los pies de Lenny y su armario de trajes revival.

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