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Punto final al mito de la edad de oro argelina

Juan Carlos Sanz

Solemne, investido por el poder de un jefe de Estado que puede designar a un terciode los senadores y legislar por decreto, Abdelaziz Buteflika se dirigió anoche a los argelinos a través de la televisión para hacer pedagogía. En contra de lo anunciado por la prensa de Argel, el presidente no comunicó a su pueblo las medidas que iban a completar su programa de reconciliación nacional. Así, no hizo ninguna mención al levantamiento del estado de excepción, implantado a comienzos de 1992, en pleno estallido del conflicto argelino, tras el alzamiento armado integrista y el golpe militar frente a la imparable marea islamista. En su lugar, Buteflika habló de revisar el pasado, de reconocer los errores que condujeron a la actual situación de violencia. "Han pasado muchas cosas, como la tragedia del terrorismo, pero el pueblo argelino, que tiene un corazón lleno de amor, ha salido fuerte y vencedor", enfatizó antes de admitir las equivocaciones cometidas en los años posteriores a la independencia, en 1962, en la que el predominio económico del petróleo acabó arruinando la agricultura.

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Al mismo tiempo que invitaba a sus compatriotas "a pedir cambios en el país", defendía la necesidad de que "el poder hunda sus raíces en la propias sociedad". A su juicio, la política de los años ochenta, en la que se cometieron errores en la democratización del país, "condujo a la explosión de los años noventa que aún padecemos". La introducción de mecanismos de mercado libre, el reconocimiento de la "humilde" posición de Argelia en el mundo y un futuro próximo de recortes sociales, fueron las recetes ofrecidas a los ciudadanos.

Ni una palabra de la aireada liberación del líder histórico del Frente Islámico de Salvación (FIS), el jeque Abasi Madani, quien se encuentra sometido a un régimen de detención domiciliaria desde hace más de cinco años en una casa de Argel propiedad del Estado.

La Asamblea Nacional Popular iniciará hoy el debate de la Ley de Concordia Nacional que, tras el indulto aprobado el domingo por Buteflika, permitirá la reinserción de los combatientes del brazo armado del FIS, que de hecho acatan una tregua desde 1997.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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