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Un general en busca del desarme, no de la rendición

Los mecanismos para el desarme de los grupos paramilitares están formulados desde hace 18 meses. Incluyen la apertura de dos centros operacionales, en Belfast y Dublín, y la garantía de que las armas y arsenal bélico no se entregarán directamente a las fuerzas de seguridad británicas o irlandesas. Esta tarea recae en el equipo de la Comision Independiente Internacional del Decomiso de las Armas que preside el general canadiense John De Chastelein. "Mi propósito", afirma desde entonces, "se orienta a lograr el desarme completo de los paramilitares y la destrucción de su arsenal de una forma que no signifique rendición".

Hasta la fecha, tan sólo el grupo protestante Fuerza de Voluntarios del Ulster (LVF) ha hecho entrega de una "modesta pero significativa" cantidad de material bélico. El resto de las bandas, incluido el Ejército Republicano Irlandés (IRA), reservan su acción hasta la aplicación íntegra del Acuerdo de Viernes Santo de abril de 1998.

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De Chastelein, 62 años, el gran mediador en el capítulo del desarme, está estrechamente ligado al proceso de paz de Irlanda del Norte. En 1996, participó en el llamado informe Mitchell, cuyas conclusiones dejaban claro la negativa de los grupos paramilitares a desarmarse antes del inicio de las negociaciones entre todos los partidos, incluido el Sinn Fein.

Un año después, y tras haber dirigido una de las ramas de las negociaciones, junto al ex senador estadounidense George Mitchell, este militar, educado en Inglaterra y Escocia, tomó las riendas, una vez más, del conflictivo capítulo del desarme.

La entrada en acción del equipo de Chastelein depende del avance en las negociaciones y de la actitud de los propios paramilitares.

El desarme, de acuerdo a su fórmula, debe ser voluntario y acompañado de unas garantías de inmunidad legal por parte de ambos gobiernos. Su último informe, que debería haberse publicado el martes, fue retirado de la circulación antes de ver la luz a petición de los primeros ministros británico e irlandés, Tony Blair y Bertie Ahern. Es posible que, tal como sucedió en 1996, las conclusiones de De Chastelein, a partir de los informes individuales de cada partido político norirlandés, apunten hacia la negativa de los grupos armados a ceder su arsenal.

O, por lo menos, a entregar sus armas hasta que las instituciones creadas en el Acuerdo de Viernes Santo estén en pie y funcionando.

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