Far West

El presidente Clinton visitó algunas provincias europeas del imperio y estipuló la cantidad de dólares que se debe pagar por Milosevic, vivo o muerto. Luego se volvió a Estados Unidos y nos dejó sumergidos en la más negra miseria ética. ¿Qué hacer? Lógicamente, son los serbios o los albanokosovares quienes debieran matar o capturar a Milosevic, pero de momento los albanokosovares incontrolados están dedicados a lo más fácil, que es practicar la limpieza étnica contra los serbios bajo la mirada reprobadora de las tropas de la OTAN. La medida de quitarles las armas pesadas en un mes, pero dejarles las armas ligeras durante 90 días les permite exterminar a un buen número de serbios y de gitanos mediante una operación no calificable de limpieza étnica, sino de daño colateral.

Dada la comodidad con la que han ganado esta guerra, sería conveniente que Solana o el general Clarke tuvieran un gesto y montaran un comando para asesinar a Milosevic, la prueba del nueve que les falta para demostrar que todos los objetivos se han cumplido y que la guerra era necesaria y justa. Pero ese comando debería ir encabezado por el propio Solana convenientemente disfrazado de algo irrelevante, por ejemplo, de profesor de Ética Paneuropea, y que una vez en Belgrado se cargara a Milosevic aplicándole la ley de Lynch y ahorcándole con sus propias manos de una reproducción ad hoc de un árbol copiado de Wichita, ciudad sin ley.

Solana debería salir de la autocomplacencia depresiva en la que se ha sumergido y asumir su condición de Terminator Humanitario. ¿Qué mejor cumplimiento que matar a Milosevic en directo, con las cámaras de la CNN ofreciendo las primicias?

Mientras tanto, todos los dirigentes de la Euroizquierda, insuficientemente dotados todavía para adecuar sus reflejos a la cultura del Far West y coleccionar cabelleras serbias, deberían vestirse de cazadores de recompensas y cabalgar hacia los horizontes lejanos jaleados por la suite del Gran Cañón. Ta tí, ta tá, ta ti ta ta tá / ta tí ta tá / ta ti ta ta ta taaaaa... (sigue).