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"Antes nadie preguntaba a la víctima si era la primera o la décima vez que era maltratada"

Ana Isabel Vargas, de 40 años, conoce como nadie los malos tratos domésticos. Es la fiscal que coordina la actuación de la policía y la justicia en la región madrileña para atacar el delito más casero, el más encubierto. Con un fax y un ordenador, y una voluntad más abultada que su figura, lleva estudiadas 800 denuncias de violencia dómestica desde que accedió a este puesto en marzo pasado. Y ha registrado en un fichero informático a sus autores y víctimas para agravar las penas de los reincidentes. Pregunta. ¿Cuáles son las competencias de su sección?

Respuesta. Esta sección especial se creó a raíz de una circular del fiscal general del Estado de 1998 en la que ordenaba que en cada provincia se estableciera un departamento especial de violencia familiar donde un fiscal atendería este fenómeno, crearía un registro con todos los hechos de violencia familiar y coordinaría la labor de los fiscales y de las distintas instituciones. En abril me reuní con todos los comisarios de Madrid y les pedí que me remitiesen diariamente una copia de cada atestado o denuncia por violencia familiar. Y, así, recibo cada día todas las denuncias que se formulan por estos hechos. A la policía también le pedí que en el atestado reflejasen las denuncias anteriores contra el implicado por igual motivo.

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P. ¿Cuál es el fin de tal información sobre los antecedentes?

R. Para nosotros es una información fundamental. Nos permite detectar los supuestos de habitualidad en la violencia. Y, a partir del informe, averiguamos en qué juzgados están las denuncias y dónde ha recaído la última. Si esas denuncias anteriores están vivas o tienen sentencia condenatoria, lo que hacemos es acumularlas. Y esos hechos aislados por una acción integradora se convierten en un delito de hábito. Lo que hasta ahora se trataba como un hecho constitutivo de falta se convierte ahora en delito a partir de la tercera denuncia. Buscamos que esas conductas dejen de ser una falta cuando hay una repetición de hechos, y que esa reiteración haga que se transforme en delito por maltrato habitual.

P. ¿Qué agravamiento en la pena supone?

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R. Las faltas están penadas con arresto de fin de semana y multas, y el delito de violencia habitual lleva aparejado una pena de prisión de seis meses a tres años.

P. ¿Bajo qué criterios se plantea tal habitualidad?

R. Según la ley, se atenderá al número de actos de violencia que resulten acreditados, así como a la proximidad temporal de los mismos, con independencia de que tales agresiones se hayan producido o no sobre la misma persona y de que estos hechos hayan sido objeto o no de enjuiciamiento en procesos anteriores. Y, esto es importante, da igual que haya habido una sentencia condenatoria por un hecho de faltas. No vamos a volver a condenar por ese hecho, pero esa sentencia condenatoria nos va a servir para establecer la habitualidad. Tres sentencias condenatorias pueden integrar un delito. Sólo se obviaría un antecedente si hubiera una sentencia absolutoria, en caso contrario, aunque aún no haya sentencia, sirve para establecer el criterio de habitualidad.

P. Pero el maltrato habitual ya existía antes.

R. Sí, pero lo que hacemos ahora es buscarlo más y detectarlo mejor. Antes nadie se ocupaba de preguntar a las víctimas si era la primera o la décima vez que eran agredidas. Lo que estamos haciendo ahora es detectar la habitualidad con mayor facilidad porque se están concentrando aquí los asuntos.

P. ¿Bastan tales medidas para erradicar la violencia familiar?

R. No. Es fundamental la colaboración de la mujer. No somos magos ni tenemos la varita mágica para solucionar las cosas, pero es importante que la víctima comparezca en el juzgado cuando se la llame porque, en definitiva, es nuestra prueba. A veces había sentencias absolutorias en esos juicios de faltas porque la mujer no comparecía a sostener la denuncia; ahora intentamos averiguar por qué no ha comparecido. A lo peor, la citación la ha recogido su agresor o tiene un miedo atroz.

P. ¿Cuál es el volumen de denuncias?

R. Desde marzo, llevamos 800, de las cuales no contamos las repetidas; es decir, las que son primera, segunda y tercera denuncias. No son 800 denuncias, son 800 familias donde se da esta situación. Y en alguna de ellas se han registrado una primera, segunda y tercera denuncias.

P. ¿Qúe tipo de medidas cautelares permite tomar la ley?

R. La ley dice que se puede imponer cautelarmente al inculpado la prohibición de residir en un determinado lugar, barrio, municipio o provincia; se le puede prohibir acudir a esos puntos o aproximarse a determinadas personas. Y, para ello, se debe considerar la situación laboral del inculpado y los requerimientos de su familia. Muchas veces el agresor es el único miembro de la casa que sostiene económicamente a la familia, por tanto, hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de adoptar medidas cautelares. Estas prohibiciones de residir en el lugar estaban configuradas antes como penas accesorias, y ahora la novedad de la ley del 10 de junio es que ya no hay que esperar a que haya sentencia. Basta con que se haya acreditado durante la instrucción una situación de violencia habitual para acordar estas medidas. Otra novedad de esta reforma es que no sólo prevé el maltrato habitual físico, sino también el psíquico. Era una demanda de muchos colectivos de mujeres.

P. ¿Hay ya denuncias de maltrato habitual psíquico?

R. Sí, muchísimas.

P. ¿Qué otras armas ofrece la reforma del código penal?

R. Que esta acusación de maltrato habitual físico o psíquico se puede ejercer contra quien fue cónyuge, y no sólo contra quien lo es en la actualidad. Esto es importante porque mucho maltrato habitual se produce en situaciones en las que, incluso, ya hay una sentencia de separación o divorcio.

P. ¿En estos 800 casos de malos tratos, hay hombres entre los denunciantes?

R. Sí, algunos. Pero la mayor parte de sus denuncias contra la mujer se cruza con una contraria de ella. Es un porcentaje bajísimo donde no hay denuncia cruzada, y sólo denuncia él. Las denuncias de hombres rondan sobre el 10% del total.

P. ¿También se registran los malos tratos familiares a niños?

R. Sí, también, pero eso lo lleva una fiscalía especializada.

P. ¿Cuál es el retrato robot de la víctima?

R. Hay de todos los estratos,pero a medida que ascendemos socialmente disminuyen los casos.

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