Alemania asume su pasado con la aprobación de un monumento al holocausto
Alemania erigirá en la capital del país, Berlín, el monumento en memoria de los seis millones de judíos muertos durante el holocausto nazi, según aprobó ayer el pleno de la Cámara baja del Parlamento federal, en una decisión histórica precedida de 10 años de polémica. Tras cuatro horas de debate y varias rondas de votación, los diputados se pronunciaron a favor del proyecto del estadounidense Peter Eisenmann, que prevé levantar 2.700 bloques de hormigón en un solar sito entre la Puerta de Brandeburgo y la plaza de Potsdam.
La propuesta se impuso a la alternativa presentada por el teólogo alemán Richard Schröder, consistente en un obelisco de 12 metros, con la inscripción "No matarás", en hebreo y otros idiomas. La decisión a favor de Eisenmann, cuyo proyecto está ultimado y presupuestado, facilitará que la construcción pueda iniciarse en la fecha prevista, el 27 de enero del 2000, coincidiendo con el 55º aniversario de la liberación del campo de extermino de Auschwitz. El veredicto del Bundestag estuvo precedido de una década de controversia entre la clase política, la comunidad judía, los intelectuales y la opinión pública acerca de la oportunidad de levantar el monumento, así como de sus características y diseño. La primera vuelta de la votación parlamentaria registró una abultada mayoría de partidarios de erigir el recordatorio: 439 diputados frente a los 115 que rechazaron la idea y cinco que se abstuvieron. La segunda ronda se decantó, por 325 votos a favor, 218 en contra y 8 abstenciones, a favor de los defensores de consagrar la obra sólo a los judíos asesinados por el nazismo y en contra de los que querían extenderlo a todas las víctimas del Tercer Reich.
La Cámara baja mostró, asimismo, una clara mayoría favorable a Eisenmann, ya que el concepto presentado por Schröder sólo consiguió 188 votos. Entre los defensores de la propuesta del teólogo alemán destacaba el alcalde de Berlín, el cristianodemócrata Eberhard Diepgen, quien calificó de "megalómana" la propuesta del arquitecto estadounidense y de más "comprensible" y "aceptable" para las próximas generaciones la de Schröder.
Se precisó aún una última vuelta de votaciones para sentenciar el fallo a favor de uno de los proyectos presentados por Eisenmann. Resultó ganador el que incorpora al conjunto información documental. Con esta decisión se espera cerrar una polémica que arranca de 1989, cuando la periodista berlinesa Lea Rosch puso en marcha una iniciativa para la construcción de un monumento a las víctimas del holocausto, con el apoyo del ex canciller federal Willy Brandt y del escritor Günter Grass.
El emplazamiento elegido fue un solar de 20.000 metros cuadrados cercano al búnker en el que se suicidó Adolf Hitler, en abril de 1945, por su localización estratégica entre el símbolo histórico de la ciudad, la Puerta de Brandeburgo, y la Plaza de Potsdam, representativa del nuevo Berlín.
En 1995, un jurado internacional eligió, de entre 1.200 candidatos, el proyecto de dos artistas alemanes, consistente en una lápida inclinada de 100 metros de largo por 100 de ancho, con los nombres de los millones de judíos muertos. El entonces canciller Helmut Kohl vetó esa concepción por considerarla megalómana y se organizó una segunda vuelta, restringida a veinticinco nombres de elite y que ganó Eisenmann.
El proyecto del estadounidense era un gran laberinto de 4.000 bloques de hormigón, algunos de los cuales alcanzaban los siete metros de altura, que posteriormente fue modificado para convertirlo en una "versión reducida", con 2.700 columnas no superiores a cuatro metros. Tras la llegada al Gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder se sugirieron nuevas modificaciones, como la propuesta por el secretario de Estado de Cultura, Michael Naumann, de incorporar al conjunto una "casa del recuerdo" o centro de documentación, finalmente retirada.
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