Aznar y Almunia convierten un agrio debate en un ensayo para las generales
Aznar promete que creará 1,3 millones de nuevos empleos hasta el año 2002. Almunia afirma que España es "más desigual y tiene menos peso internacional". Anguita acusa al Gobierno de "jugar con el proceso de paz". CiU apoyará los Presupuestos del próximo año. Anasagasti dice que ya nada une al PNV con el Ejecutivo.
El presidente del Gobierno, José María Aznar, y el secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, protagonizaron ayer, en el debate sobre el estado de la nación, un duro duelo dialéctico en el que el primero insistió en los logros económicos y en la capacidad del Ejecutivo para crear empleo y el segundo le respondió con duras críticas sobre el aumento de las desigualdades, la fragilidad de la economía española y la pérdida de peso internacional. Ambos convirtieron el último debate de política general de esta legislatura en un balance de los tres años de gobierno del Partido Popular y, sobre todo, en el pistoletazo de salida para preparar las próximas elecciones generales. El debate de ayer tuvo características muy diferentes al del año pasado, en el que Aznar se midió con el entonces candidato socialista a la presidencia del Gobierno, José Borrell. Los socialistas se presentaron ayer sin candidato, pero con moral de combate tras las elecciones del pasado día 13. Aznar, por su parte, planteó el debate como un ejercicio de fin de legislatura y ofreció una política de cohesión social en torno al empleo, la sanidad y las pensiones. También asumió compromisos de cara al futuro, como la creación de 1,3 millones de empleos hasta el año 2002 y un ambicioso programa de inversión en infraestructuras. El debate de ayer oficializó también, de forma contundente, la ruptura absoluta del acuerdo de legislatura que el Partido Nacionalista Vasco ha mantenido con el Gobierno del PP, mientras que los nacionalistas catalanes de CiU introdujeron críticas mucho más matizadas, reclamaron del Ejecutivo lealtad y aseguraron que negociarán los Presupuestos del próximo año. Julio Anguita, por su parte, acusó a Aznar de "jugar frívolamente" con el proceso de paz en el País Vasco y ofreció a los socialistas "claridad, diálogo y trabajo en común".
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