Los secretos de la "casa negra"
"Etxebeltz Music es una asociación cultural abierta a todas las personas. Cualquiera que quiera hacer un concierto, una obra de teatro o cualquier acto cultural, puede contar con nosotros". Tras tan escueta y llana invitación se esconde el proyecto empresarial de Óscar Barbero. Apoyándose en su socio Ángel Redondo, éste joven vizcaino se las ha apañado para convertir un desvencijado taller de desengrase de camiones en un boyante centro donde ensayan 16 conjuntos musicales, que tienen a su alcance prácticamente todo lo que necesita un grupo para acometer el monótono día a día y la aventura de los conciertos. Desde que fuera rehabilitada hace tres años y medio, tras seis de total abandono, la casa pintada totalmente de negro que uno deja a la derecha cuando circula por la carretera que une la Avanzada con el barrio de Astrabudua (Erandio) ha ido sumando servicios hasta configurar su actual oferta: organización de conciertos, alquiler de locales de ensayo, equipos de sonido y de furgonetas, management, diseño y maquetación de portadas y carteles, distribución gratuita de 7.000 ejemplares de su propio fanzine, etc. Pero pese a la aceptación de las instalaciones, Barbero se queja de cierta falta de participación -"al final estamos cinco tíos haciendo el trabajo de la asociación; la gente se debería integrar más"- y lamenta no recibir ayuda institucional por más que desarrolla una labor de fomento cultural. "No tenemos ninguna subvención de ningún tipo. Es más, para dentro de un par de años o así nos quieren echar para construir viviendas. Pero, bueno, hasta que se lleve a cabo, estaremos aquí"., se consuela. Y mientras estén, pretenden mantener la actual sintonía con un vecindario que Óscar Barbero asegura tener "en el bote". "Siempre he tratado de cuidar a mis vecinos, más que nada porque soy consciente de que molestamos. Porque lo que para nosotros es música a ellos les llega como ruido. Así, es imprescindible tener un poco de delicadeza con ellos", confiesa el encargado de entregar al dueño de la casa 60.000 pesetas mensuales por el alquiler de 3.600 metros cuadrados que se reparten una oficina, un txoko dotado de bar que hace las veces de sala de conciertos y ocho locales de ensayo. Tras establecer un estudio de grabación en Bermeo, entre los objetivos de la asociación destaca ahora el deseo de "montar un pabellón". Pero quizá resulte aún más ambicioso su avanzado proyecto de figurar en el Libro Guiness de los Records como organizadores del festival musical más largo de la historia: de aquí a un año, quieren que en el viejo parque de atracciones de Bilbao no deje de sonar la música durante siete días consecutivos, gracias a la actuación de 190 grupos repartidos en dos escenarios. Un estudio avala la viabilidad de ese macrofestival benéfico; sólo falta encontrar respaldo económico. Mientras llega el día en que el mundo entero conozca tal proeza, desde Etxebeltz se conforman con mantener su actividad diaria, seguir produciendo a grupos (ya han patrocinado los estrenos de Ayre y Seattle Buzz) y continuar albergando en la casa negra conciertos para un aforo limitado a 80 espectadores.
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