Pesimismo en Londres y Dublín ante la fase final de conversaciones en el proceso de paz
Los contactos entre Londres y Dublín, así como las conversaciones con los partidos norirlandeses sobre el futuro constitucional del Ulster, se reanudaron ayer en un ambiente de escaso optimismo. A nueve días del "ultimatum definitivo" fijado por el primer ministro británico Tony Blair, la distancia entre unionistas y republicanos parece infranqueable. A ambas formaciones políticas se dirigieron ayer la ministra británica Mo Mowlam y el responsable irlandés de Exteriores, David Andrews, al exigir "un último gran esfuerzo para lograr un acuerdo en los próximos días".
Ambos ministros se reunieron ayer en Dublín para coordinar la estrategia conjunta en la última ronda de negociaciones multipartitas a las que el propio Blair y su homólogo irlandés, Bertie Ahern, proyectan asistir a lo largo de la semana. La urgencia por hacer avanzar el proceso antes de que las tradicionales marchas orangistas enrarezcan aun más el ambiente llevó a los primeros ministros a cancelar su viaje a la Cumbre Europea-latinoamericana que se celebra esos mismos días. "Se pueden superar los obstáculos si todos [los partidos políticos] dan un paso extra", señaló Mowlam.
Pero la dificultad estriba en quien da ese primer paso: los unionistas de David Trimble o los republicanos de Gerry Adams. Ambas formaciones divergen en su interpretación del Acuerdo de Viernes Santo de 1998 sobre la formación del autogobierno y el desarme de los grupos paramilitares. "No nos sentaremos en un Ejecutivo con Sinn Fein/IRA hasta que comience un proceso creible y verificable de decomiso de armas que conduzca al desarme completo para mayo del 2000", señaló ayer un portavoz de Trimble.
Respaldado por los gobiernos de Londres y Dublín, el Sinn Fein, por su parte, recuerda que el desarme no es una "precondición" a la puesta en marcha del Ejecutivo norirlandés.
De momento, los ejecutivos británico e irlandés se resisten a admitir el fracaso y niegan la existencia de un plan alternativo. "No hay más alternativa que la establecida en el Acuerdo de Viernes Santo", señaló Andrews. Disidentes unionistas presionan sin embargo por una revisión completa del histórico acuerdo si las respectivas delegaciones no logran un compromiso. Sin una solución inmediata a la dicotomía entre Ejecutivo y entrega de armas, el proceso quedará aparcado hasta el otoño retrasando una vez más la fecha del traspaso de poderes desde Londres y obligando quizá a la suspensión de la Asamblea de Belfast y al programa de excarcelaciones de presos políticos.
El programa de excarcelaciones anticipadas continúa con la puesta en libertad, hoy mismo, de Patrick Magee, responsable del atentado del IRA durante el congreso del Partido Conservador de 1984. Durante la vista judicial, dos años después, Magee fue declarado culpable de organizar y hacer explotar una bomba en el interior del Grand Hotel de Brighton, sur de Inglaterra, a pocos metros de la habitación de la entonces primera ministra Margaret Thatcher.
En la acción murieron cinco personas y más de 30 resultaron heridas. El pasado marzo, el ministro británico del Interior, Jack Straw, intentó sin exito frenar legalmente la excarcelación de este preso del IRA considerado, en los años ochenta, como "un hombre de excepcional crueldad e inhumanidad".
Pero su traslado al Ulster en 1994, garantiza la inclusión de Magee en el programa de gracia establecido en el Acuerdo de Viernes Santo del que se han beneficiado hasta la fecha 277 presos políticos, tanto republicanos como lealistas.
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