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Francia culpa a España del bloqueo de la negociación entre la UE y Mercosur

Las negociaciones de la UE con el Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, están levantando una pequeña tormenta diplomática entre Francia y España al mantener ambos Gobiernos posiciones distintas en la UE. En vísperas de la cumbre de Río de Janeiro, que reunirá a los jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y de la UE, París niega ser responsable de que no haya un mandato de negociación con Mercosur y atribuye a Madrid la responsabilidad del estancamiento.

Francia está preocupada ante la posibilidad de que se le atribuya la responsabilidad principal de un eventual fracaso de la cumbre europea-americana de Río de Janeiro, prevista para los días 28 y 29 de este mes. En París han sentado pésimamente las informaciones publicadas en las últimas semanas que dan cuenta del veto francés en la pasada cumbre de Colonia (Alemania) a la propuesta de abrir, "antes del 1 de diciembre del año 2000", la negociación con Mercosur y con Chile para llegar a un acuerdo de libre comercio. Fuentes diplomáticas francesas afirmaron, por el contrario, que es España -en su afán por aparecer como defensor a ultranza de los intereses latinoamericanos- la que compromete el necesario acuerdo por unanimidad. Los Quince tienen este lunes, durante la reunión del Consejo de Asuntos Generales, la última oportunidad de establecer un mandato de negociación con Mercosur, antes de la cumbre de Río. Fuentes comunitarias señalaron que en la reunión de embajadores del miércoles no se registraron avances.

Fuentes francesas, que pidieron no ser identificadas, aseguraron que España se encuentra completamente aislada en su disposición a negociar "cuanto antes y sobre todo", mientras que Francia habría obtenido el apoyo del resto de los países comunitarios. Esta versión, según fuentes diplomáticas españolas y comunitarias, se corresponde poco con la realidad. Francia sólo ha contado con el respaldo del Reino Unido e Irlanda, mientras que España ha tenido el respaldo de Portugal e Italia en su propuesta de avanzar hacia una zona de libre comercio con un bloque económico integrado por 200 millones de habitantes, con un PIB estimado en 1.000 millardos de Euros y que es ya la cuarta economía mundial, tras la UE, Estados Unidos y Japón.

Batalla de propaganda

Francia dice aceptar el libre comercio y estar dispuesta a negociar, sobre todo, agricultura, industria y servicios, y a aceptar un calendario de discusiones que finalice en el año 2005. Además, la negociación con Mercosur debe "articularse" con la discusión emprendida en el seno de la OMC (Organización Mundial de Comercio). Al margen de la batalla propagandística que se pretende librar en el empeño de no cargar con el sambenito del fracaso, parece claro que Francia no contempla la negociación agrícola con Mercosur antes del 2.002. La cuestión agrícola es, en todo caso, la "vaca sagrada" de Francia, como volvió a confirmarse en las duras discusiones para la reforma de la PAC (Política Agrícola Común).

Tanto el Ejecutivo de París como el jefe de Estado, Jacques Chirac -no en vano el presidente es un hombre que acostumbra a resaltar su vinculación al medio rural, de donde proceden la gran parte de sus apoyos electorales- mantienen una defensa cerrada de las subvenciones agrícolas.

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En el caso del presidente Chirac, el temor a que se le señale como primer responsable de un eventual fracaso se justifica doblemente puesto que la idea de la cumbre de Río de Janeiro fue concebida en uno de sus encuentros con el presidente español, José María Aznar, concretamente en la cumbre hispano-francesa de 1996. Por ello, ambos pueden ser considerados legítimamente como los "padrinos" de la cumbre.

Con todo, la Cumbre de Río es más que la negociación con Mercosur. A ella asisten 17 países latinoamericanos y 16 caribenos, además de los miembros de la UE. Sin embargo, nadie ignora que las negociaciones con Mercosur son el escaparate de las relaciones de la UE con el resto de América Latina. Alemania, que cerrará en Brasil una de las presidencias más intensas y complejas de la historia de la UE, trabaja para alcanzar un consenso. Y su última propuesta parece más próxima a las tesis francesas que a las españolas y puede acabar imponiéndose el próximo lunes.

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