Dos refugiados mueren al pisar una mina en el inicio del regreso de los kosovares a sus casas
Cerca de 12.000 refugiados albanokosovares emprendieron ayer el regreso a Kosovo desde Albania y Macedonia, en lo que Naciones Unidas describió como un éxodo que podría tener fatales consecuencias si los deportados seguían ignorando la petición de la organización internacional para que no vuelvan todavía a sus hogares. El llamamiento de la ONU hubo de repetirse una vez más después de conocerse que al menos dos refugiados habían muerto y uno había resultado herido al pisar una mina cuando intentaban acceder ilegalmente a la región serbia desde Macedonia a través de las montañas.
"Mi mensaje es urgente y pide encarecidamente a todos los refugiados de los campos que no regresen todavía a Kosovo porque no es seguro", manifestó en rueda de prensa en Pristina el representante especial del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para los Balcanes, Dennis McNamara. "Los cerca de un millón de refugiados deben tener paciencia y esperar hasta que se les avise de que hay seguridad, y entonces se hará todo lo posible para facilitar su regreso", prosiguió McNamara, que puso de manifiesto que el incidente sucedido en la frontera demostraba "los peligros de los retornos espontáneos".Las víctimas pisaron la mina cuando intentaban cruzar ilegalmente la frontera a través de las montañas, en un intento de evitar perder los documentos que prueban que son refugiados y cuya restitución exigió durante todo el día de ayer la policía macedonia en el puesto fronterizo de Blace.
Sin embargo, ni el miedo a las minas ni la incertidumbre de la situación, tan sólo cinco días después de la entrada en la región de la fuerza internacional de paz para Kosovo (Kfor), ha alterado en lo más mínimo el entusiasmo de los albanokosovares que han decidido abandonar los campos de deportados y regresar a sus casas.
"Estamos hartos y no aguantamos más. Sabemos por gente de Pristina que nuestras casas todavía existen, y aunque no fuera así, nuestra tierra sí está ahí", aseguró en Blace Naim Mustafa, de 32 años, que ha pasado los dos últimos meses en un campo de refugiados.
Junto a Mustafa y su familia, cerca de 2.000 refugiados esperaban al mediodía de ayer dentro de un centenar de coches alineados en una larga cola a la espera de poder cruzar la frontera. Bajo un calor sofocante, Hlasniki Asim proclamaba de forma resolutiva desde el interior del taxi que le llevaría a Kosovo: "Vuelvo a casa".
Como él, otras muchas personas tomaron la misma decisión en la frontera de Albania con Yugoslavia. Por el paso fronterizo de Morina, más de 10.000 refugiados han ingresado en Kosovo en los últimos dos días, según informó ayer un portavoz de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). La mayor parte de los refugiados que han decidido regresar son personas que tenían sus hogares en las localidades cercanas a la frontera o a Prizren (sur de Kosovo), señaló el jefe de la comisaría de Kukes (noreste de Albania, a unos 25 kilómetros de la frontera), Ylper Dyrako.
Sin embargo, el llamado Gobierno provisional de Kosovo pidió ayer a todos los refugiados, incluidos los serbios, que regresen a la provincia.El comandante de la Kfor, el general británico Michael Jackson, recomendó a los desplazados que no regresen a Kosovo antes de recibir la "luz verde" de la fuerza multinacional.
Huida de ciudadanos serbios
Mientras los refugiados albanokosovares desafían las recomendaciones de la ONU y deciden volver apresuradamente a Kosovo, una larga columna de ciudadanos serbios de Brezovica (suroeste de Kosovo), partió ayer hacia el norte, tras la retirada de los soldados serbios de la región, prevista en el plan de paz. Varios políticos locales declararon ayer que cuando esta inmensa columna salga de la zona, Metohija (oeste de la región) prácticamente se quedará sin serbios.En la capital kosovar han aparecido ya los primeros anuncios con mensajes como "Se vende piso con urgencia" o que solicitan cambios por apartamentos en mayores ciudades serbias, como Belgrado, Novi Sad y Nis.
Desde la semana pasada, cuando empezó la retirada de las fuerzas yugoslavas y serbias de Kosovo, se han registrado una serie de asesinatos y secuestros de civiles serbios por parte de la guerrilla separatista albanokosovar del Ejército de Liberación de Kosovo.
En este sentido, el enviado de la ONU para los Balcanes lamentó la huida cada vez más numerosa de serbios de Kosovo, que forman largas columnas de tractores con remolques en los que se llevan todas sus pertenencias, en una imagen que recuerda el éxodo albanokosovar. "No podemos permitir que el regreso de algunos refugiados [albaneses] desate una nueva crisis de refugiados [serbios]", destacó preocupado McNamara.
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