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ELECCIONES 13- J Los pactos

Pujol mantendrá su apoyo a Aznar aunque admite que le ha costado votos

Tras los malos resultados de CiU en las elecciones municipales, el partido de Jordi Pujol, Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), ha llegado a la conclusión de que tanta connivencia con el PP le perjudica. La estrategia, que requerirá ciertos malabarismos, será seguir apoyando a los populares en Madrid a la vez que se distancian de ellos en Cataluña, manteniendo la doctrina nacionalista de fondo, según subrayó ayer el propio Pujol. En cambio, sus socios de Unió Democràtica abogan por reducir el énfasis nacionalista de su discurso político.

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La coalición nacionalista ha visto reducido su apoyo electoral en Cataluña en 3,5 puntos, lo que representa la pérdida de casi 200.000 votos, 125.000 de ellos correspondientes a Barcelona. La ejecutiva de CDC analizó ayer los resultados obtenidos el domingo en medio de un clima de frustración y nerviosismo. La reunión duró más de tres horas y contó con una veintena de intervenciones, todas ellas en un mismo sentido: la necesidad de marcar distancias con el Partido Popular y evitar así una imagen que , aseguran, tanto les ha perjudicado. Aunque se intenta separar el desastre de Barcelona -tres concejales menos- del análisis del resto de Cataluña, lo cierto es que ningún miembro de la ejecutiva evaluó los resultados positivamente. A lo sumo, los consideran un motivo para la reflexión y para impedir su traslación a las elecciones autonómicas de otoño. CDC no quiere un cambio de rumbo del discurso nacionalista tal como reclaman sus socios de Unió Democràtica. Habrá moderación en las formas pero solidez en los principios ideológicos, cuya punta de lanza es la Declaración de Barcelona. Por ejemplo, hay que evitar, aseguró un miembro de la ejecutiva, formas estridentes, aunque el mensaje debe seguir siendo consistente y unívoco. De aquí hasta otoño, CiU no se puede permitir coletazos políticos: aparecer en una foto con los nacionalistas vascos y gallegos y en otra con José María Aznar.

Aunque desde Convergència se considera positiva su colaboración con el PP en el Congreso, se acepta que ciertos "factores de connivencia" le han perjudicado electoralmente. Por ejemplo, el voto en contra a la reprobación del ministro de Fomento, Rafael Arias Salgado, por el caos aeroportuario, o algunos pactos con los populares en diversos ayuntamientos. "La gente acepta que nosotros procuremos la estabilidad y la eficacia en el funcionamiento del Estado, pero quiere evitar que en Cataluña el PP vaya más allá de ciertos límites", comentó ayer el presidente de CDC, Jordi Pujol. Un primer cambio de actitud se evidenciará la semana próxima en el debate del estado de la nación, en el que se CiU se expresará con términos más críticos de lo habitual con el PP, según fuentes de la ejecutiva de CDC.

En los ayuntamientos se primarán los pactos con socialistas y Esquerra Republicana, en un intento de recuperar la maltrecha imagen por la pérdida del discurso de centro-izquierda. Por otra parte, habrá un divorcio paulatino del PP en los asuntos que afectan a la política catalana.

Retroceso del PP

El PP catalán tampoco considera satisfactoria la alianza con CDC. Las elecciones del domingo fueron las primeras que afrontó la dirección encabezada por Alberto Fernández Díaz y no consiguió elevar el listón de su antecesor, Alejo Vidal-Quadras, cuya gestión se caracterizó por la beligerancia contra el nacionalismo de Pujol. El PP presentó casi un centenar más de listas que en 1995 y no obstante perdió casi 80.000 votos. El descenso más significativo se produjo en Barcelona, donde la candidatura de Santiago Fisas perdió 50.000 electores. Además, la dirección ha constatado con preocupación que ha fracasado su intento de atraer a los votantes tradicionales de CiU. El PP esperaba capitalizar la gestión del Gobierno de Aznar, pero los esfuerzos de los ministros que han desfilado por la campaña se han revelado vanos. El propio tirón del ministro portavoz, Josep Piqué -piedra angular de esta estrategia de moderación-, también se ha puesto en entredicho y Fernández Díaz anunció una reorientación de su discurso con vistas a las autonómicas: el PP basará su discurso en presentarse como baluarte frente al nacionalismo catalán.

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