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Reportaje:

Las cinco universidades valencianas pactan una financiación vinculada al logro de objetivos

La Generalitat garantiza que el gasto público se equipare a la media de la UE

La construcción de un sistema universitario público en la Comunidad Valenciana -que vertebre la oferta de estudios por áreas geográficas, evite la falsa competencia de titulaciones y fomente la especialización y singularidades de cada campus- está en marcha. Los equipos económicos y los gerentes de las cinco universidades valencianas han diseñado un Plan Plurianual de Financiación (PPF) para el periodo 1999-2003 basado en la consecución de unos objetivos de calidad, docencia, investigación y desarrollo, cultura y empleo que, por primera vez, integra el gasto corriente y las inversiones. El acuerdo entre los rectores de las universidades y la Generalitat Valenciana, que se firmó el pasado jueves, compromete a la Administración a financiar el 80% del presupuesto anual, fijado en unos 80.000 millones, lo que garantiza una inversión pública universitaria del 1% del PIB valenciano, equiparable a la inversión media de los países de la UE.

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El modelo de financiación estará segmentado en una partida fija conformada por el 1,25% del total que se asigna a cada universidad en concepto de costes mínimos de funcionamiento ordinario; una partida básica que comprende la subvención ordinaria, que representa el 68,75% del total; los ingresos por tasas, que suponen un 15%; los recursos propios, que alcanzan un 3%; la compensación por los costes derivados de la normativa estatal y autonómica (2%), y la financiación ligada a objetivos, que se inicia con una partida anual de 1.190 millones, pero que las universidades se proponen que en cinco años alcance el 10% del presupuesto.

A cuatro años vista

La novedad del modelo, sin embargo, reside en la propia concepción. En plena crisis de relaciones de las universidades con la Generalitat, hace ya más de un año, los vicerrectorados de Economía y los gerentes comenzaron a trabajar en el diseño de un modelo que les permitiera planificarse inicialmente a cuatro años vista y, sobre todo, lograra equiparar la subvención nominativa por estudiante de la Comunidad Valencia a la de las comunidades autónomas con una renta per cápita similar. Según datos del Consejo de Universidades y de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), la subvención nominativa por estudiante en la Comunidad Valenciana -la tercera en población, con 130.000 alumnos y una oferta de 105 titulaciones- se sitúa paradójicamente en el decimotercer lugar de la financiación pública de las universidades españolas, con una subvención que oscila entre un mínimo de 262.000 pesetas por alumno financiable que recibe Alicante y un máximo de 314.000 de la Politécnica de Valencia, que aleja a las universidades valencianas del gasto corriente que reciben las madrileñas (con una media de 346.000 pesetas por alumno financiable) o las catalanas (con un promedio de 403.000 pesetas por estudiante).

Para Máximo Caturla, responsable de la Dirección General de Presupuestos de la Generalitat, el modelo pactado consiste, precisamente, en ir trasladando el esfuerzo presupuestario de las inversiones en infraestructuras al capítulo del gasto corriente, para alcanzar la convergencia en cinco años. Esto es, en 1999 las universidades ingresarán 45.109 millones en concepto de gasto corriente y otros 22.767 millones en inversiones destinadas a modernizar los campus. Pero la progresión se irá invirtiendo, hasta lograr en el 2003 un gasto corriente de 60.620 millones y un coste cero en inversiones.

Con todo, el capítulo más sugerente es el de la financiación por objetivos, según asegura la directora general de Universidades, Carmen Martorell. Una modalidad por la que las universidades valencianas aceptan el reto de disputarse el 10% del presupuesto global, en función de su capacidad investigadora, su calidad docente, el resultado de la inserción laboral, la innovación aplicada a empresas y los programas culturales. "El porcentaje que se lleve cada universidad dependerá de sus propia capacidad de consecución", añade la directora general, que adelanta que se comenzará el diseño de una base de datos para poner en marcha los programas de financiación por objetivos antes del 2000.

Para la Universidad Jaume I de Castellón -que nació hace poco más de diez años con una clara vocación por las nuevas tecnologías aplicadas al entorno económico de la región (fundamentalmente, la industria azulejera y química)-, esta fórmula le permite planificarse cinco años por delante, destaca el vicerrector de Investigación y Planificación de este centro, Francisco Toledo.

"El PPF es un modelo inteligente. La financiación por objetivos es muy rentable, tanto para la formación académica como para mejorar la competitividad de las empresas", precisa el rector de la Universidad de Alicante, Andrés Pedreño, que actualmente se está embarcando en un ambicioso proyecto de creación de un parque tecnológico universitario puntero, entre cuyos socios figura la agencia espacial norteamericana NASA.

La ventaja del modelo es que no está basado en el número de alumnos, sino en parámetros de calidad, resume Jesús Rodríguez Marín, rector de la joven Universidad Miguel Hernández de Elche (que vive un periodo de transitoriedad y se incorporará en el 2000). El rector de la Politécnica, Justo Nieto, añade: "Las universidades valencianas ya no tenemos excusa para que nuestros alumnos no salgan con una formación de nivel europeo".

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