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El Papa beatifica a 108 católicos polacos, víctimas de los nazis, en Varsovia

Wojtyla agradece el giro de los últimos 20 años

ENVIADA ESPECIAL En la misma plaza de la "Victoria" de Varsovia, donde Karol Wojtyla, entonces recién elegido Papa, pidió hace 20 años libertad para los católicos de su país, el Pontífice celebró ayer la ceremonia que culmina este séptimo peregrinaje a su patria: la beatificación de 108 polacos víctimas de la represión nazi durante la II Guerra Mundial. Ante una multitud de cerca de medio millón de personas, el Pontífice, que apareció en buenas condiciones pese a su caída del sábado en la Nunciatura, agradeció a la Divina Providencia los cambios operados en "el arco de los últimos 20 años", que han afectado a sistemas "políticos, sociales y económicos, gracias a los cuales, las personas individuales y las naciones han visto nuevamente el esplendor de la dignidad". El pueblo de Varsovia llenó hasta el último resquicio de una plaza rebautizada con el nombre de Josef Pilsudski, el mariscal polaco que defendió el país del ejército bolchevique en 1920. El cardenal primado de Polonia, Josef Glemp,leyó unas breves biografias de algunos de los 108 mártires, beatificados ayer junto a dos fundadores de órdenes religiosas en Polonia. La beatificación masiva de víctimas de la represión nazi, es la tercera detrás de la celebrada en España en 1992, que elevó a los altares a 122 sacerdotes víctimas de la Guerra Civil, y la de 117 mártires vietnamitas, celebrada en 1988.

Los mártires beatificados ayer representan a sacerdotes y fieles católicos muertos en los campos de exterminio durante la II Guerra Mundial. La Iglesia católica pretende, sin competir con el drama de los judíos, reivindicar el papel del clero, discutido en muchas ocasiones, durante el Holocausto. Entre estos 108 mártires, hay un puñado de laicos que murieron en Auschwitz o en Dachau, o fueron fusilados por los alemanes por defender la fe católica, en la mayoría de los casos, e incluso por defender a los judíos en alguna ocasión.

Hace un par de días, el rabino de Polonia pidió al Papa que retirara la cruz que se eleva en Auschwitz, desde su anterior visita al campo de exterminio hace 20 años. La Iglesia reivindica el derecho a mantener allí esa cruz, aunque está de acuerdo en que no se instalen nuevos símbolos cristianos. Representantes de la comunidad judía polaca desautorizaron al rabino por unas declaraciones que abrían una polémica inútil ya que existen negociaciones en curso entre la jerarquía católica y los líderes de la comunidad.

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