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"Los serbios tendrán que librarse de Milosevic"

Agotado después de una noche en vela siguiendo la entrada de las tropas de la OTAN en Kosovo y las noticias sobre los movimientos de las tropas rusas en la zona, el secretario general de la OTAN, Javier Solana, hace un balance de la campaña aliada en Yugoslavia. Pregunta. Milosevic ha capitulado. De momento está cumpliendo las condiciones. ¿Cómo va la retirada de sus fuerzas?

Respuesta. La información de que dispongo en este momento es que los documentos que fueron firmados por el general Jackson con los representantes militares yugoslavos se están cumpliendo. La retirada se está realizando con los ritmos acordados.

P. ¿La amenaza de invasión ha sido decisiva?

R. Ha habido varias cosas que han entrado en juego. Quizá la más importante ha sido el cambio en la meteorología, aunque no lo parezca. De los 70 días ha habido al menos 35 con condiciones meteorológicas adversas. En los últimos días entramos ya en un clima veraniego que hizo ver a Milosevic que le iba a ser muy difícil resistir. Y en segundo lugar, la determinación y la coherencia de la comunidad internacional y, muy específicamente, de los países de la Alianza y de la Unión Europea. También la posición de Kofi Annan, el secretario general de Naciones Unidas, el aislamiento que le hicieron todos los países de la región y las acusaciones del Tribunal Penal Internacional. Milosevic esperaba que algún día se produjeran grietas y fisuras, pero comprendió que no se iban a producir.

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P. En el frente político, el mayor éxito ha sido la unidad. ¿Es ésa también su mayor aportación personal?

R. Los planteamientos políticos se han definido colectivamente en el seno de la Alianza en colaboración muy estrecha con la Unión Europea. Una de mis obligaciones, quizá la más importante, era la de mantener la coherencia y la cohesión política,conseguir que todos los países estuvieran en la misma longitud de onda, cuando a la vez tenían opiniones públicas muy diferentes. Ha sido un gran éxito político para el colectivo de la Alianza y también para la UE.

P. Hubo un momento en que la unidad pareció tambalearse, sobre todo con la visita de D"Alema a Bruselas.

R. Una de las riquezas de estas organizaciones que funcionan por consenso es que son países democráticos y, por lo tanto, sus Gobiernos tienen que dar cuenta a sus propios ciudadanos, por lo que hay diferentes matices en cuanto a la valoración de un acontecimiento específico. Pero en lo que no ha habido matices, sino una total unanimidad, es en el objetivo: que no se dieran acciones de limpieza étnica en la Europa que se adentra en el siglo XXI. Los principios hay que ser capaces de proclamarlos, pero también de defenderlos. Y esto es lo que ha sido capaz de hacer una nueva generación de líderes europeos.

P. Desde el punto de vista militar, la opción escogida por la OTAN fue muy discutida.

R. Si se hace un análisis un poco frío y distanciado se llega a la conclusión de que era la única opción posible. Aunque se hubiera optado por una entrada en fuerza, la campaña aérea hubiera sido absolutamente fundamental. Afortunadamente no sólo ha sido necesaria, sino suficiente.

P. ¿Qué consecuencias políticas tendrá la crisis de Kosovo?

R. La más importante, que nunca más ningún dictador se atreva en las proximidades de Europa a hacer nada semejante a lo que ha hecho Milosevic. Que nunca se vuelva a producir ese desafío cruel a los valores y a los principios que queremos defender. Segundo: es necesario lanzar un programa global para los Balcanes, porque sólo han estado en la preocupación de Europa en los últimos años como parte de problemas. Ha llegado el momento de que contribuyan también a las soluciones.

P. ¿Es comprensible ayudar a la reconstrucción de Serbia estando Milosevic en el poder?

R. Es imposible olvidar quién es Milosevic y lo que ha hecho. Es el pasado. Y si los serbios quieren vivir el futuro tendrán que librarse de Milosevic.

P. El conflicto ha dejado al desnudo las carencias de la defensa europea y está dejando malparadas las relaciones con Rusia.

R. Las carencias de la defensa ya eran bien conocidas por todos. Casi me atrevería a decir que, al contrario, la crisis de Kosovo ha puesto de manifiesto que hay también muchas capacidades. En el día de hoy, cuando estamos hablando, tropas sofisticadas de Francia y el Reino Unido están desplegándose con gran eficacia en Kosovo.

P. Pero ya no hay enemigo, sólo minas y...

R. Si lo que me quiere decir es que la mitad de la campaña aérea ha sido realizada por los norteamericanos, pues es verdad. A nadie se le escapa. Lo que tenemos que hacer es seguir construyendo una política exterior y de seguridad más común y coordinada entre los europeos.

P. ¿Está diciendo que hay que incrementar el gasto militar europeo?

R. Hay que hacer un esfuerzo mayor en todas las dimensiones. Tenemos un PIB suficiente y una población grande, y si queremos de verdad ser actores y no sólo parte del escenario, habrá que sacar las consecuencias apropiadas.

P. Una de sus principales satisfacciones al principio de su mandato en la OTAN fue el acuerdo con Rusia. Pero esas relaciones están deteriorándose.

R. Si no hubiéramos firmado el acta, hoy tendríamos peores relaciones con Rusia. Incluso en momentos de gran dificultad o de potencial tensión, nunca he perdido los contactos con los amigos rusos. Estratégicamente, hemos tenido una visión común incluso sobre Kosovo. En las negociaciones de Rambouillet, de los tres negociadores uno era ruso. En los esfuerzos diplomáticos y estratégicos Rusia ha estado en total sintonía con la Alianza y con la UE. Es verdad que no aprobó la siguiente etapa, el uso de la fuerza. Pero, acabada la campaña aérea, estamos ya cooperando en la implementación de la paz. Tendremos aún dificultades, pero sin duda serán superadas.

P. Ese buen entendimiento con Rusia en esta crisis siempre existe en los planteamientos generales, pero a la hora del detalle casi nunca hay acuerdo y parece que los rusos van aceptando las cosas porque no tienen más remedio, humillados.

R. Creo que no es así. En la finalización de la crisis ha jugado un papel importante. No diría que se sientan incómodos. Han jugado un papel relevante y se lo agradezco mucho.

P. Pero no parece que les correspondiera entrar en Pristina deprisa y corriendo, como en Berlín en 1945.

R. Eso son decisiones que han tomado y que no quiero juzgar. Lo que sí puedo decir es que tendrán un papel en la fuerza de mantenimiento de la paz, como les corresponde, y también en la reconstrucción de los Balcanes.

P.. ¿No hay indicios de que los militares rusos no han aceptado los acuerdos sobre Kosovo?

R. Creo que no. Ha habido alguna declaración de algún general más o menos reticente, pero el presidente Yeltsin, que sigue siendo la autoridad máxima, y el primer ministro han dejado las cosas en su sitio.

P. ¿Cómo ha visto usted la posición española ante la guerra, tanto la del ciudadano como la del Gobierno?

R. Institucionalmente ha sido la de un Gobierno que ha jugado su papel políticamente en el seno de la Alianza y en el seno de la UE y militarmente ha prestado su apoyo. Tuve la ocasión de visitar en las bases de Aviano a los pilotos españoles. Pasé con ellos una buena tarde. Me impresionaron su capacidad y algunas de las cosas que me contaron. Quizá los pilotos han vivido con mayor intensidad este conflicto moral. Ellos veían cómo las casas se quemaban, cómo las personas eran expulsadas. Y me contaban que cuando volvían a la base y veían la televisión ponían cara a aquellas imágenes que habían visto un poco difusas desde el aire. Para ellos ha sido quizá un impacto mayor que para nadie. España ha jugado el papel que le corresponde. Lo único que sí dije una vez y me gustaría repetir es que viví la vibración de la sociedad española con Sarajevo y no he visto el mismo nivel de vibración colectiva con Pristina. Y no alcanzo a comprenderlo. Son dos caras de la misma moneda.

P. ¿Ocho aviones de más de 800 y 1.200 soldados sobre 55.000 es todo lo que puede ofrecer España?

R. A mí no me corresponde opinar sobre lo que deciden el Gobierno y el Parlamento. España ha jugado su papel con dignidad y profesionalidad.

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