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Halffter dice que la Administración "maltrata" a la Orquesta Nacional

El músico inicia una gira con la formación por Francia y Alemania

Jesús Ruiz Mantilla

Apasionado y clarividente, como siempre, se muestra el compositor y director de orquesta Cristóbal Halffter antes de iniciar su gira por Francia y Alemania con la Orquesta Nacional de España. Una formación sin director titular desde marzo de 1994 y que, según él, "está maltratada por cierta parte del público, un sector de la crítica y las administraciones públicas". Por eso quiere poner su granito de arena y defenderla por esos mundos de Dios tocando obras suyas, de Manuel de Falla y de Camille Saint Saëns.

A Cristóbal Halffter (Madrid, 1930) hay muy pocos que le tosan en España. Es un referente no sólo musical, sino intelectual con el que se suele empezar hablando del tiempo y se acaba dando respuestas a las grandes cuestiones. Quizá por eso sea de los pocos que se pueden pronunciar sin tapujos sobre cualquier asunto del mundo musical español. Por eso y porque luego predica con el ejemplo. Halffter se enciende y dice: "La Orquesta Nacional está maltratada también por las instituciones y administraciones de todo signo, que en vez de gastarse millonadas en formaciones de por ahí, que traen programas trillados, deberían invertir ese dinero en el desarrollo de esta orquesta compuesta por funcionarios, es cierto, pero funcionarios que son músicos maravillosos a los que hay que tratar con más respeto y mimar".

Y si afirma esto es porque es capaz de remangarse y llevarse a la orquesta a países europeos con programas difíciles. A saber, El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla, en una versión, dice el maestro, "en absoluto panderetera y silvarata"; el Concierto para piano y orquesta número 2, de Saint Saëns, "un compositor que, como decía Ricardo Strauss, está en primera fila de los de segunda", y con las Elegías a la muerte de tres poetas españoles, obra dedicada a Federico García Lorca, Antonio Machado y Miguel Hernández y escrita entre 1974 y 1975 con una intención combativa. "Para esta pieza yo aporté una parte y el resto lo hizo la historia de España. Un país en el que en 1936 se asesina a García Lorca, en 1939 deja morir en el exilio a Machado y en 1942 ve cómo otro de sus mejores poetas, Miguel Hernández, deja de existir en la cárcel, te da una idea de la peculiar forma de trato que tiene con sus excelencias".

No descansa, sigue en pie de guerra, alerta, porque, según él, "no hay que despistarse", ya que, aunque no cree que volvamos a bañarnos en sangre, "siempre hay que estar atentos para que los fanáticos no vuelvan al poder".

Después de la gira, que le llevará el día 17 a Metz (Francia) y el 18 a Trier (Alemania), dentro del festival de Sarre, cuya edición de este año está dedicada a España, piensa dedicarse en cuerpo y alma a su Don Quijote, la ópera que acaba de componer por encargo de Cajaduero para ser representada la próxima temporada en el Teatro Real. "Los ensayos empiezan en octubre", anuncia, "y estoy contento por el resultado, pero preocupado ante la respuesta que ha de causar".

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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