Por la dignidad de la montaña
Le escribo por el anecdótico hecho de que en esta comunidad autónoma, Aragón (un territorio entre Madrid y Barcelona), varias personas llevan en huelga de hambre más de dos semanas sin que hayan merecido ninguna atención de los grandes medios de comunicación. El suyo entre ellos. Y pese a eso, continuar sin ingerir alimentos, mientras continúan acudiendo a su trabajo cotidiano. No es por cabezonería, es porque van a inundar sus pueblos, sus tierras, sus casas y sus escuelas. La Administración ya se ha preocupado en invertir varios cientos de millones de publicidad en que sus razones sean marginales, contrarias al progreso, el sentido común y la ley de la gravedad. Pero ellos continúan sin comer. Son varios valles del Pirineo los amenazados, pero son gente de la montaña que sólo despiertan interés en la sección de Sociedad por las caravanas de mujeres y sus hoteles con encanto. El pantano de Mediano, del que emerge únicamente la torre de la iglesia del pueblo inundado, es el símbolo de las decenas de pueblos inundados de estas montañas.El Pirineo no es una pista de esquí gigante ni un parque temático. Aquí vivimos gente que vamos a continuar dando vida a nuestros pueblos, pese a quien pese; no tenemos por qué admitir que se inunden más valles sin ningún sentido. Seguramente, los intereses de las empresas hidroeléctricas no se ven tan claros a estas alturas como en la Castellana o la Diagonal, pero son 100.000 millones de pesetas de inversión pública lo que supone solamente el recrecimento del pantano de Yesa, la primera obra que la ministra Tocino anunció licitar en semanas.-
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