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EL CAOS AÉREO

Los pilotos aceptan la última oferta de Iberia tras una maratoniana reunión de 26 horas

El tan deseado acuerdo entre Iberia y los pilotos se cerró ayer con mayor satisfacción para la compañía que para el SEPLA. Los pilotos han aceptado la que fue calificada por el ministro de Industria, Josep Piqué, como "última y definitiva" oferta de la compañía. Tras 26 horas de negociaciones, Piqué y el presidente de la SEPI, Pedro Ferreras, se incorporaron a la sala para la rúbrica de un acuerdo que incluye la fusión de Iberia y Aviaco. Entraron decididos a llegar a un entendimiento y con la advertencia de Piqué de que el Gobierno tomaría "medidas drásticas" si no se cerraban las negociaciones.

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El paso de las horas hizo el resto. Los pilotos accedieron a la última oferta presentada por Iberia y se cerró el convenio colectivo. Como había prometido, el ministro de Industria, Josep Piqué, acudió a "avalar" el acuerdo. "Es un acuerdo significativo y fundamental y muy positivo", afirmó Piqué. Añadió que es un acuerdo "lo más global posible, que beneficia tanto a la compañía, como a los pilotos y, finalmente, a los ciudadanos".Pero la presencia del ministro, que pretendía avalar el acuerdo, puso de manifiesto también el papel que las "drásticas y excepcionales" medidas previstas por el Gobierno han desempeñado en el cierre definitivo del acuerdo. Aunque no se han especificado públicamente, su estudio en el Consejo de Ministros de hoy pendía como una espada de Damocles sobre la cabeza de los pilotos.

El anuncio de estas medidas ha contribuido a fraguar un sí que hace sólo dos semana era un no sin paliativos a la que Iberia calificaba como una oferta "última y razonable": el pago único de 700.000 pesetas por piloto, un 10% de descuento en la compra de acciones en la próxima oferta pública de venta (OPV) y un máximo del 4% para los trabajadores del número total de acciones. Aceptaron también las opciones de compra a tres años de hasta cinco millones de pesetas, la fusión de Iberia y Aviaco y la libre segregación de activos (aunque con matices en la redacción final de este punto). El coste de este acuerdo para Iberia, asciende a 5.000 millones de pesetas (1.000 millones para los 1.300 pilotos y 4.000 para el resto de los 25.000 trabajadores). Los comandantes pedían que se consolidara en nómina las 700.000 pesetas, lo que hubiera supuesto para la aerolínea un coste de 20.000 millones en tres años. Además, según Iberia, solicitaban opciones de compra por valor de 10.000 millones de pesetas. Los pilotos, aparte del montante económico, se llevan a casa la tranquilidad de no jugarse en los tribunales 4.000 millones de pesetas.

Retirada la demanda

El director general de la compañía, Ángel Mullor, aseguró que Iberia retirará hoy la demanda por daños y perjuicios que presentó tras la huelga que llevaron a cabo los pilotos la pasada Semana Santa. Queda, sin embargo, un punto medio abierto, o medio cerrado: la unificación de la flota de Airbus, cuyo acuerdo definitivo se ha aplazado para finales de año.No obstante, los pilotos han garantizado que los dos aviones Airbus A321 que la compañía recibe este año volarán como flota única. "Las dos partes hemos cedido", afirmó Juan José Arroyo, el jefe de la sección sindical SEPLA-Iberia, con una actitud relajada, pero seria. "Es un acuerdo global que nos interesa a todos". Las bases de este acuerdo, que la compañía considera "bueno" para ambas partes, han sido discutidos en paralelo con los sindicatos más representativos del resto de los trabajadores de la compañía, UGT y CCOO. Pero pese a la buena noticia de la firma del acuerdo los problemas en los aeropuertos no se han terminado, según señaló el titular de Industria. "La situación en los aeropuertos es muy complicada y hay que seguir trabajando". Piqué agradeció a todas las partes, empezando por la compañía, "el esfuerzo" realizado y animó a los empleados a trabajar por "el futuro" de Iberia, que, señaló, estará marcado por su privatización, prevista para el próximo otoño. El Estado, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), conserva algo más del 50% del capital social.

El acuerdo alcanzado pone fin a un conflicto de varios meses que ha coincidido con ese proceso de privatización y los problemas de saturación del tráfico aéreo. El conflicto tuvo su origen en el plan de viabilidad firmado por la empresa y los pilotos en 1994 para sacar a Iberia de la crisis en la que estaba sumida. El plan preveía la no segregación de activos, la compra de aviones similares a los Airbus que ya forman parte de la flota y un recorte de los salarios de los pilotos del 15% para ese ejercicio, mientras que para los siguientes los sueldos crecieron de acuerdo al IPC.

Durante estos meses, el SEPLA ha mantenido que ese plan, que no establecía fechas de vigencia, seguía siendo válido, mientras que la empresa defendía lo contrario, toda vez que la cuenta de resultados ya se salda con beneficios. Las desavenencias entre ambas partes sobre el VI convenio colectivo se agudizaron con la huelga protagonizada por los pilotos en Semana Santa, que llevó a la dirección de la compañía a presentar una demanda por 4.340 millones de pesetas contra el SEPLA por daños y perjuicios.

El sindicato achacó las numerosas cancelaciones de vuelos que se produjeron durante la huelga a la falta de previsión de la compañía y aseguró que durante la protesta se cumplieron los servicios mínimos, que alcanzaron el 95% de los vuelos. Las cancelaciones de vuelos han supuesto para la compañía aérea pérdidas de ingresos cuya cuantía, sin embargo, Iberia ha eludido precisar.

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