La Comunidad de Madrid investiga 20 casos de afeitado de toros
Las cuentas no salen. De los 40 casos confirmados de recorte de las astas de los toros desde 1996, (ver EL PAÍS del 14 de mayo), la Comunidad de Madrid sólo reconoce la existencia de 22. Es más, la dirección general de Protección Ciudadana, responsable de los asuntos taurinos en la región madrileña, los mantiene aún "en proceso de investigación", según un portavoz. "Se ha abierto expediente. El que de allí se derive o no sanción es sólo cuestión de tiempo", agregó. Únicamente dos expedientes ya tienen resolución firme: ambos se han sobreseído.La diferencia de números es aún mayor si se tienen en cuenta todos los episodios que, en un principio, presentaron dudas razonables de supuesto fraude. Sobre un total de 60, la Administración autonómica sólo ha examinado 29. De 4 faltan los pertinentes análisis de laboratorio y 3 venían con el marchamo de "únicamente válidos a efectos estadísticos", lo que impide que se lleve a cabo investigación alguna.
Desde la dirección general, que depende de la Consejería de Presidencia del Gobierno regional, la explicación que se ofrece comienza con un "es un asunto muy complejo". "Nos encontramos con dos problemas fundamentales: de un lado, sobre muchos casos de afeitado no se puede hacer nada porque en las actas de los festejos se lee que los datos ahí contenidos sólo valen "a efectos estadísticos".
Requisitos mínimos
Es decir, los estudios de laboratorio sólo van al Ministerio del Interior", explica un portavoz que prefiere no dar su nombre. Y agrega: "Del otro lado, y aquí hay que tener en cuenta que de una corrida de toros llegan hasta 10 actas diferentes, no siempre se cumplen los requisitos mínimos según los cuales se deben cumplimentar los informes".Hasta 1996, todos los informes remitidos desde una plaza de toros se acogían a una doble modalidad: actos gubernativos y actos a efectos estadísticos. "Esta división fue derogada y, sin embargo, a lo largo de 1997 y 1998 se ha mantenido. Eso sí, hasta su derogación, la gran mayoría de los casos venían bajo el epígrafe de "a efectos estadísticos", insiste el informante, y continúa: "Esto quiere decir que en muchas ocasiones el análisis que realiza el laboratorio, pese a venir reflejado en el acta el supuesto fraude, no pasa por nuestras manos, sino que se remite directamente al Ministerio del Interior". Para terminar de complicar aún más los difíciles caminos de la detección del fraude, está el problema de la forma en que se recogen las muestras de los cuernos; al fin y al cabo, la única prueba para determinar si ha habido o no afeitado.
"En una gran mayoría, los recipientes utilizados no son los correctos. Se han dado casos en los que las astas llegan en bolsas de basura, en botes de detergente o, el colmo, con todo en regla salvo un detalle: las muestras no coincidían con la corrida de la que hablaba el informe", concluye.
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