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Fidel Castro destituye a Robaina en Exteriores, en un clima de vuelta a la línea dura y ortodoxa

Fidel Castro destituyó ayer de forma fulminante a Roberto Robaina como ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, en una decisión que, según fuentes diplomáticas, "se veía venir" desde hace semanas aunque sorprendió por su brusquedad. Veinticuatro horas antes de darse a conocer el cese, un portavoz de la Cancillería informó a la prensa extranjera de que Robaina realizaría una gira por Venezuela, Panamá y Haití a partir del 1 de junio. Ya no será así. El nuevo canciller cubano es Felipe Pérez Roque, de 34 años, un cercano colaborador de Castro desde 1992.

El cese de Robertico, como era conocido popularmente el que ha sido la cara amable del régimen en medio de la crisis derivada del desplome del bloque soviético, fue anunciado al viejo estilo socialista: mediante una nota informativa del Consejo de Estado hecha pública en el diario oficial Granma, en la que se dice en el último párrafo que el "compañero" Robaina "queda liberado del cargo en tanto se le asignen nuevas funciones".La fatídica frase, empleada habitualmente en la terminología revolucionaria para designar los más abruptos defenestramientos, no suele ir acompañada de explicaciones. Sin embargo, en esta ocasión, algunos de los argumentos utilizados por el Consejo de Estado para justificar la conveniencia del nombramiento de Pérez Roque pueden interpretarse como las causas de la caída de Robaina.

La nota informativa de Granma se refiere a la "complejidad actual de la tensa situación internacional", y alude a "la necesidad de un trabajo más profundo, riguroso, sistemático y exigente en esta esfera" en estos momentos. Por si esto fuera poco, en ningún momento se hace un reconocimiento a los más de seis años de trabajo de Robaina al frente de la Cancillería; sólo se dice de él que "realizó los mayores esfuerzos para cumplir las tareas con las cuales en su momento se le responsabilizó".

Otro hecho significativo es que, quizás por vez primera en este tipo de destituciones, la información oficial expresa sin sombras que la decisión de sustituir a Robaina por un nuevo ministro fue "propuesta" directamente por "el compañero Fidel Castro, quien presta una especial atención a la política internacional".

Cita Granma, entre otras cualidades que hacen merecedor a Felipe Pérez Roque del nombramiento, el que "está familiarizado como pocos con las ideas y el pensamiento de Fidel", y también que "es conocido por todos los líderes y cuadros del país".

"¿Qué pasa con Robaina?". Desde hace un par de meses, ésta era una pregunta fija en las recepciones diplomáticas de La Habana. Por supuesto, ningún funcionario cubano la contestaba ni daba seguridades de que algo estaba pasando. Pero tampoco nadie lo ponía en duda.

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Intenso trabajo interno

El primer síntoma de que Robaina estaba tocado fue su ausencia de la cumbre de presidentes caribeños que se celebró hace dos meses en Santo Domingo. Después, el 26 de abril, la Cancillería cubana anunció con un solo día de antelación la cancelación de una gira que Robaina tenía programada por varios países de Europa, entre ellos España. La explicación oficial de la imprevista suspensión del viaje del ministro fue "razones de intenso trabajo interno".

Con todos estos augurios, más otros rumores, se fue gestando el clima que hizo que el cese de Robaina no sorprendiese a nadie. Todos los diplomáticos europeos consultados ayer coincidieron en que la noticia no les sorprendió, pero sí su brusquedad. "Se sabía que Robaina tenía dificultades, pero nadie esperaba una medida fulminante, y mucho menos antes de la Cumbre de Presidentes Iberoamericanos", dijo un diplomático europeo.

Sobre las causas de la destitución de Robaina existen todo tipo de especulaciones. Van desde "debilidades" y falta de austeridad hasta, lo que se cree más probable en círculos diplomáticos, que Robaina sucumbió al proceso de endurecimiento político que se vive en Cuba desde inicios de año

"No parece una medida aislada. Desde hace meses algunos dirigentes han cambiado el tono de sus discursos, derivando hacia una línea más dura y ortodoxa. En este sentido, en estos momentos de reforzamiento del control, quizás se percibiese que Robaina estaba actuando con demasiada autonomía o representando posturas poco combativas". Era el comentario de otro diplomático.

Los observadores más veteranos llaman la atención sobre que desde el mismo momento de su nombramiento, el 30 de marzo de 1993, Robaina era criticado por los sectores más ortodoxos y duros del Gobierno de Castro. Más allá de las especulaciones, afirman, lo único seguro es que Robaina perdió la confianza de Castro por uno u otro motivo. De momento se desconoce. En la memoria está el cese en 1990 -durante la crisis de las embajadas- del vicecanciller cubano José Viera, quien se enteró de su destitución en su despacho al a leer Granma. Hasta hoy nadie conoce con exactitud las razones. O mejor dicho, la conocen muy pocos.

"La política exterior seguirá invariable", dice Pérez Roque

El nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, tiene 34 años y lleva siete trabajando directamente con Fidel Castro como asesor y secretario personal. Es considerado en la actualidad como uno de sus más cercanos colaboradores, y muestra de ello es que desde 1992 ha participado en todas las reuniones que ha sostenido Castro con presidentes y dirigentes internacionales, y le ha acompañado en todos sus viajes.Sus primeras declaraciones como ministro fueron para asegurar que la política exterior cubana se mantendrá "invariable". Nada más llegar ayer al Ministerio, conduciendo su propio coche, Roque afirmó que se sentía "satisfecho" por el nombramiento y que tenía muchos "deseos de cumplir con la tarea asignada".

Con el título de ingeniero por el Instituto Superior Politécnico de La Habana, comenzó su carrera política como presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios. De ahí pasó al equipo de coordinación y apoyo del presidente del Consejo de Estado, puesto en el que permaneció varios años. En 1986 fue elegido diputado al Parlamento y en 1991 entró en el Comité Central del Partido Comunista. Desde 1993 integra el Consejo de Estado, máximo órgano de poder en Cuba.

En la nota informativa que publicó ayer Granma se señalan como cualidades de Roque "su búsqueda constante y procesamiento de la información requerida ante cada problema, y su capacidad de elaborar y exponer criterios propios".

En medios diplomáticos, el nombramiento de un estrecho colaborador del mandatario cubano como Pérez Roque ha sido interpretado como un mensaje de que Castro desea mantener un control estricto de la política exterior.

La figura de Robaina se había asociado a una imagen de apertura, y durante los seis en que desempeñó el cargo, Cuba restableció relaciones con una decena de países.

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