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La anorexia, en su sitio

La modelo Nieves Álvarez asegura ante los senadores que la moda le salvó de la enfermedad

Amaya Iríbar

Las modelos hoy en día son delgadas pero saludables. Cuerpos perfectos, como el de la rotunda Laetitia Casta, la escuálida Kate Moss o la española Nieves Álvarez, que fue víctima de la anorexia en la adolescencia y ayer viajó de Nueva York a Madrid para poner la enfermedad en su sitio, contar cómo la ha superado y disculpar al gremio que le da de comer. Para romper tópicos tales como que el mundo de la moda es uno de los grandes culpables del aumento de los trastornos alimentarios entre los adolescentes de los países desarrollados.En el caso de Álvarez, las pasarelas fueron su salvación. "Gracias a la moda salí de la anorexia", explicó ayer a los senadores encargados de estudiar los aspectos sociales de esta enfermedad y su hermana la bulimia.

Nieves Álvarez tuvo que comer para poder trabajar. Fue una exigencia de la agencia que la representa. Una exigencia que cumplió "poco a poco", con el abrazo de su familia -"maravillosa y muy unida"- y la necesaria ayuda médica y psicológica. Por eso esta modelo madrileña de 24 años, que pasea su cuerpo por las más reputadas pasarelas del mundo desde hace siete, cree que la moda no es culpable.

"No hay que sacar las cosas de quicio", aseguró ayer esta española internacional, harta de oír que la delgadez extrema de algunas de sus compañeras de profesión empuja a miles de adolescentes a poner en peligro su salud. Tampoco el asunto de las tallas de ropa, que ha llegado ya al Congreso de los Diputados y ha puesto de acuerdo a asociaciones de afectados y políticos, debe, en su opinión, exacerbarse. Para ella es normal que algunas modelos usen una talla 36 porque cada vez hay más niñas de 13 o 14 años que viven de pasear sus cuerpos por una pasarela. "No son mujeres", dijo para excusar lo que se convirtió en un escándalo en la última Pasarela Cibeles.

Nieves Álvarez habla con la experiencia que da el haber odiado la comida durante tres años. En ese tiempo no pensó nunca en el suicidio, como hacen, según un estudio que ya conocen los senadores, el 13% de los que sufren esta enfermedad. Pero esta joven perdió "la sonrisa", la piel se le pegó a los huesos y dejó de ser feliz. "Cuando te ves en esa situación te preguntas qué estás haciendo con tu vida", aseguró.

Por todo ello tiene la lección bien aprendida. Superó el trago sin que éste dejara secuelas en su cuerpo, que ahora enfunda en una talla 38 y luce perfecto en unos pantalones grises, camiseta negra y cazadora vaquera. Ni en su cara, maquillada para resaltar sus enormes ojos grises.

A la modelo española no le importa narrar públicamente su calvario, en parte porque sabe que tiene un final feliz. Le sobran consejos para esas chicas y chicos que enferman mientras buscan conseguir el cuerpo que idolatran. Pero, sobre todo, para la Administración, que, según ella, debe facilitar más información sobre el problema para prevenirlo y más dinero para curarlo.

Y con sus excusas para los profesionales de la moda, que compartieron las responsables de las revistas femeninas que ayer también desfilaron ante la ponencia, la modelo no quiere quitar peso a un problema que afecta a entre un 0,5% y un 1% de los jóvenes españoles (entre 30.000 y 90.000). Y que crece a un ritmo de un 20% anual, según Jaume Pagès, presidente de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia, de Barcelona.

Pagès también acudió al Senado y también se negó a señalar culpables. Eso sí, pidió más atención médica (sólo hace tres años que los trastornos alimentarios entraron a formar parte de la lista de prestaciones públicas y apenas hay unidades específicas para su tratamiento) y más prevención.

El presidente de esta asociación catalana ofreció en el Senado una posible solución: crear un Plan Nacional, como el que ya existe para el Sida, para luchar contra la anorexia y la bulimia. Y dotarlo de los recursos necesarios para coordinar todos los esfuerzos, públicos y privados.

Los senadores tomaron nota. Por ahora se limitan a esperar porque sus conclusiones, que tomarán la forma de recomendaciones al Gobierno, no estarán listas hasta principios del año 2000. Mientras tanto escucharán a diseñadores de ropa, publicistas, afectados y más modelos. Porque, sea la moda culpable o no, los cuerpos que persiguen muchos adolescentes se parecen más a Kate Moss que a Laetitia Casta.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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