Un grupo magistral

Otra joya desengarzada del opalescente rock británico, que, entre moñería y pretenciosidad, de vez en cuando crea la ilusión de que es posible reverdecer laureles. Posiblemente quienes asistieran al concierto de presentación este quinteto les haya pillado en uno de los puntos álgidos de su incipiente carrera. Podrá recordarlo con ilusión dentro de unos años, porque la verdad es que estuvieron magistrales en su nada original recreación de los viejos maestros ingleses; en especial Lennon, que asomaba detrás de cada corchea, y Bowie, del que se atrevieron a recrear una de sus piezas más afectadas: Wild is the wind.Rialto cuentan con un incandescente solista, Louis Elliot, con la voz plena de emoción, un guitarra personal y correcto, una sección rítmica creíble y un inteligente colchón de teclados que lo mismo ataca el órgano vetusto que desarrolla unas notas en sicodélico clavicordio. Los temas parecen haber sido construidos pegando retalitos de canciones del tipo Jealous Guy o Imagine, pero con más gracia y salero que unos Oasis, por poner unos parientes cercanos.

Hay que felicitarles por la extraordinaria factura de Monday Morning 5.19, un tema pop perfecto, y The Underdogs, otro buen sencillo para un mercado ávido de canciones recordables. Ambas tienen entidad para rozar la inmortalidad de los temas que han marcado diferentes épocas. Su romanticismo a la antigua les brinda el crédito otorgado sólo a aquellos dispuestos a perdurar después de varios discos. Ojalá ocurriera con Rialto.