Valencia, un turismo urbano de calidad

Pocas ciudades como Valencia pueden presumir de haber experimentado un cambio tan radical y espectacular como destino turístico en los últimos años. La ciudad se encuentra inmersa en un dinámico proceso de expansión en el que las inversiones públicas y privadas están transformando definitivamente el perfil urbano, mejorando simultáneamente la calidad de vida de los ciudadanos y su atractivo como destino turístico. Valencia lleva casi una década apostando por la calidad como el único camino capaz de consolidar definitivamente una industria que, de manera unánime, es considerada como la primera del país. La calidad turística como estrategia competitiva junto a las actuaciones realizadas o impulsadas desde el Ayuntamiento han permitido a Valencia posicionarse en el lugar privilegiado que le correspondía en su doble faceta de ciudad turística -en la que se ha consolidado como uno de los principales destinos urbanos- y como punto de encuentro para la realización de negocios y celebración de congresos, ferias y convenciones. Como ciudad turística, y según los datos de la encuesta de movimiento de viajeros en establecimientos hoteleros (MVEH) del Instituto Nacional de Estadística, el número de pernoctaciones en Valencia ha pasado de 805.875 en 1992 a 1.120.494 en 1998. Como ciudad sede de congresos, el número de eventos anuales celebrados ha pasado de 112 a 359, con un incremento de los ingresos generados de 2.567 a 11.571 millones en el mismo período. La ciudad ha experimentado una profunda transformación y ha dado un salto cualitativo muy superior a ninguna otra capital española. A la mejora de sus comunicaciones y accesos, al incremento de jardines y zonas verdes, a la puesta en valor de numerosos edificios históricos convertidos hoy en centros de la cultura y el pensamiento, se une un significativo aumento de su oferta de alojamiento, con la construcción de hoteles de categoría superior (1.400 nuevas plazas en los cuatro últimos años) y la adecuación de su anterior planta hotelera. Junto a esto, una serie de ambiciosos proyectos urbanísticos están transformando la ciudad, imprimiendo protagonismo a áreas antes olvidadas y dotando a la ciudad de nuevos espacios lúdicos. La Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Palacio de Congresos o el Paseo Marítimo son buena prueba de ello, como en un futuro lo serán el Parque Central, el Parque de Cabecera o el Balcón al Mar. En el ámbito cultural hay que destacar como dato relevante la mejora de la oferta museística de la ciudad con la recuperación de importantes edificios como las Reales Atarazanas, el Almudín o el Museo de la Ciudad. Una oferta cultural que se multiplica periódicamente con la celebración de conciertos, eventos y exposiciones en emblemáticos edificios como la de La Luz de las imágenes o la Sorolla Hispanic Society o al aire libre, en calles y plazas como la Gran Vía de las Esculturas, por citar algunos ejemplos. Todo parece indicar que la proyección de Valencia en los próximos años como destino turístico de primer orden está garantizada. Se han sentado unas bases sólidas desde las que es posible afrontar nuevos retos con la seguridad de poder satisfacer las nuevas demandas que sin duda traerá el nuevo siglo. Valencia está creciendo en sintonía con los nuevos tiempos y, en la antesala del siglo XXI, ha iniciado con buen pie su proyección hacia el futuro. Se ha modernizado, ha mejorado sus infraestructuras, ha elevado la calidad de sus servicios, ha incorporado una variada y selecta oferta para el ocio y tiempo libre y se ha puesto a tono de las exigencias que el nuevo milenio ya demanda y, sin perder sus señas de identidad, ha ido adquiriendo aires de ciudad moderna y cosmopolita. En definitiva, una ciudad que está orgullosa de su pasado, que sabe vivir el presente y que apuesta fuerte para proyectarse hacia el futuro con solidez y garantía de éxito.

Alfonso Grau Alonso es concejal delegado de Turismo del Ayuntamiento de Valencia.