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CÓRDOBA

Novillada de lujo

No tendrán estos tres chavales mejor ocasión para torear, para promocionarse, que la que les proporcionaron los novillos de La Quinta. De los seis, tres de ellos fueron aplaudidos en el arrastre, cuando las mulillas se llevaban a los toritos con sus orejas puestas, que debían haberse quedado en el esportón. Salieron novillos guapos, nobles, encastados, parecían de una ONG, pero los novilleros que tuvieron enfrente no supieron sacarles fiesta a esas embestidas nobles, con tranco y con la cabeza humillada. Hubo ocasiones en las que incluso corrían los chavales. Se les notó a éstos falta de oficio, tal vez de afición, y de imitar a otros colegas con más años, y así formaban postura aflamencada, intentando aparentar lo que parece que no quieren ser.Los novillos eran para pincharse de torearlos. Ninguno de ellos tuvo un mal gesto. Dos coladas hizo uno de ellos, pero por la mala colocación del matador.

La Quinta / Martínez, Pineda, Reyes

Novillos de La Quinta, nobles, encastados.Curro Martínez: vuelta y saludos. Fernández Pineda: saludos y vuelta por su cuenta. Enrique Reyes: oreja y ovación. Plaza de Los Califas, 24 de mayo. 2ª de abono de la feria. Cerca de 1.000 personas.

A Curro Martínez, el más antiguo pero no por ello el más experimentado, se le fueron dos novillos de dulce, de los de ponerlos encima del televisor.

Fernández, al que le aplaudieron los dos novillos que toreó, tampoco pudo sacar partido de ellos. Cuando se dio cuenta de lo que tenía delante, el quinto novillo, quiso ponerse torero de verdad, pero se había agotado el gas que tenía su enemigo. Y Enrique Reyes estuvo en el mismo son que sus colegas. Quiso y no pudo, pero cortó una oreja.

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