Los sindicatos logran paralizar casi todo el transporte público, la banca y el gran comercio
La paralización del transporte público se convirtió en una de las principales batallas de la huelga convocada ayer en el País Vasco en favor de la jornada semanal de 35 horas y el salario social, y la pugna cayó del lado de los sindicatos, que con la ayuda de los piquetes lograron parar casi todos los medios de locomoción de Vizcaya y parte de los de Álava y Guipúzcoa. El enfrentamiento de los sindicatos con la Administración, al considerar excesivos los servicios mínimos decretados, llevó a las centrales a esforzarse en actuar en el transporte, cuya inactividad es uno de los principales efectos visuales y prácticos de un paro, al impedir el acceso a los puestos de trabajo. La otra prioridad de los promotores de la huelga fue el cierre de los grandes comercios y de la banca en el centro de las capitales. En gran medida lograron su propósito, aunque tras recurrir en ocasiones a la presión de los piquetes. El paro fue alto en la industria y más desigual en el comercio. En este sector tuvo menor incidencia en las capitales, donde se pudo observar un número significativo de establecimientos hosteleros y tiendas abiertas durante la jornada. Los sindicatos protagonizaron por la tarde las manifestaciones centrales en Bilbao, que reunieron a miles de personas. A diferencia de lo ocurrido en la sanidad, los servicios mínimos del transporte, motivo de enfrentamiento entre los sindicatos y la Administración, apenas se cumplieron en Vizcaya, donde no hubo autobuses urbanos en Bilbao ni interurbanos en el resto de la provincia. En el metro se atendieron los mínimos establecidos, al igual que en las líneas de cercanías de Renfe y Feve, pero Eusko Tren tampoco pudo ofrecer ningún servicio por la acción de los piquetes. Vizcaya, la más afectada En Guipúzcoa y Álava hubo más posibilidades de utilizar el transporte, al cumplirse los servicios mínimos acordados en muchos casos, aunque los grupos de piquetes también paralizaron los autobuses de San Sebastián y Vitoria. Vizcaya fue el territorio más afectado. Tanto Eusko Tren -que tiene tres líneas de ferrocarril desde Bilbao al Txorierri, Durango y Bermeo, y otras tres de autobuses a las márgenes derecha e izquierda- como Bizkaibus y Bilbobus (los autobuses interurbanos y urbanos) no pudieron ofrecer ningún servicio durante toda la mañana. En estos dos casos, el motivo fue que "no han podido repostar gasolina, aparte de que en las cocheras se ha puesto estratégicamente un autobús para impedir la salida del resto", señaló el concejal de Circulación de Bilbao Pedro Barreiro. Un portavoz de Eusko Tren atribuyó a laacción de los piquetes el incumplimiento de los servicios mínimos en Vizcaya. En el caso de los autobuses interprovinciales la normalidad fue general, salvo en el caso de la empresa Pesa, cuyos autobuses enlazan Vizcaya y Guipúzcoa y que no abrió sus oficinas en la terminal bilbaína de Garellano. En cambio, los servicios a Levante, Castilla, y Extremadura se cubrieron según lo establecido sin prácticamente demoras. En el caso de las líneas a Navarra y la Rioja la situación fue parecida, salvo los retrasos causados por el pinchazo provocado a un autobús por un grupo de sindicalistas. Los usuarios de trenes tuvieron más fortuna. Renfe, Feve y el metro ofrecieron los servicios mínimos con normalidad, aunque Feve se vio afectada por sabotajes en las vías y en las unidades, que retrasaron el inicio del servicio hasta las 08.20. Renfe ofreció lo acordado para la huelga: la mitad de sus trenes en horas punta y el 20% en el resto de la jornada. Como se había previsto, los trenes regionales no circularon. En el metro también se cumplieron los servicios mínimos, pese a que algunos huelguistas se apostaron en algunas entradas al suburbano para impedir el acceso de usuarios. Hubo un tren cada 15 minutos en horas punta y cada 60, el resto del día. El transporte en Guipúzcoa cumplió de forma desigual los servicios mínimos, informa Mikel Ormazabal. La incidencia de la huelga fue muy alta sobre todo en las líneas urbanas e interurbanas, mientras que Renfe y Eusko Tren lograron cubrir con normalidad los mínimos. Los trabajadores del aeropuerto de Hondarribia no secundaron el paro laboral y todos los vuelos salieron a la hora prevista. Los taxis funcionaron con normalidad en la capital, pese a que algunos conductores recibieron presiones para que abandonaran su actividad. PASA A LA PÁGINA 3
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