El Museo del Louvre reordena con 350 obras las salas de pintura española e italiana
Entre las pinturas figuran obras de Goya, Velázquez, Zurbarán, Ribera y Murillo
El Museo del Louvre ha presentado las nuevas salas que dedica a la pintura española del XV al XIX y a la italiana de los siglos XVII y XVIII. Se trata de la reforma de 1.500 metros cuadrados que se dividen en 21 espacios distintos, 20 de ellos dedicados a los artistas de las dos penínsulas mediterráneas citadas; la última, consagrada a iconos griegos, cretenses y georgianos. En total son 350 las obras que encuentran ahora su lugar en el museo más visitado del mundo gracias a la reorganización que se ha llevado a cabo en el espacio museístico.
Las nuevas salas, situadas en el segundo piso de la llamada ala Denon, son tanto el final del recorrido exhaustivo del Louvre, su salida natural, como también un segundo acceso -complementario al de la Pirámide- que permite llegar a ciertas partes del museo sin necesidad de recorrer todas sus galerías.Las 80 telas de artistas españoles incluyen algunas obras maestras: cuatro tablas de un retablo de B. Martorell, que en su día estuvo en el palacio de la Generalitat catalana y hoy anda dividido entre París y Chicago, y el magnífico retrato de la marquesa de Santa Cruz pintado por Goya. Dentro de las obras maestras también pueden catalogarse un fragmento de una crucifixión firmada por Juan de Borgoña; un Cristo en la cruz de El Greco, extraordinariamente estilizado; un retrato de una infanta, hija de Felipe IV, captada por Velázquez y su taller, y una extraordinaria imagen de san Buenaventura muerto de Zurbarán.
La figura de Ribera está también a la altura de las mejores obras del pintor, y un joven mendigo de Murillo nos recuerda hasta qué punto el pintor sevillano era capaz de ir mucho más allá de su fama de relamido autor de estampas religiosas. Por último, entre las obras dignas de mención figura una magnífica naturaleza muerta con higos realizada por Luis Eugenio Meléndez.
Entre los artistas representados están, junto a Jaume Huguet, maestros renacentistas como Carreño Miranda, Tristán, Valdés Leal, Núñez de Villavicencio, Herrera, Alonso Cano, Luis de Morales, Sánchez Coello, Valdés Leal, Francisco Gutiérrez o Llanos y Valdés.
El número de obras italianas ahora redescubiertas es mayor y corresponde en parte a unos fondos que parecen inagotables y a una buena política de compras. Pero también a la donación de dos grandes coleccionistas, los italianos Fabrizio y Fiammetta Luly y los estrasburgueses Kaufmann y Schlageter. Los transalpinos han aportado sus obras de la escuela romana de finales del XVII y principios del XVIII, mientras que los alsacianos han legado unas magníficas obras de Tiépolo, Fragonard y Le Sueur.
Y puede que el conjunto más impresionante, por su capacidad para hablarnos de una época, lo formen las pinturas de Francesco Guardi y Canaletto, una serie de vistas de la ciudad de los canales y de sus fiestas a finales del XVIII.
Babelia
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