Los bastidores de la protesta
"Una huelga general revoluciona al sindicato y moviliza a todos los dirigentes y cuadros". Esta sentencia del responsable de Organización de Comisiones Obreras en Euskadi, Federico García, es compartida por el resto de las centrales que han convocado el paro por las 35 horas el próximo viernes. ELA, LAB y UGT anunciaron la huelga el pasado 14 de abril, y posteriormente se sumó CC OO, "pero la huelga ya estaba cocida antes", reconocen los líderes sindicales. Los responsables de organización de las centrales son los encargados de coordinar la cocina del paro, que provoca una actividad desenfrenada. El proceso es similar en todas las sedes sindicales. Tras la convocatoria, comienza la concienciación interna de todos los cuadros y delegados para que asuman los motivos de la protesta. La campaña informativa interna llega a toda la militancia a través de reuniones y publicaciones. UGT, por ejemplo, ha editado 45.000 ejemplares de un boletín destinado a explicar a sus afiliados la conveniencia de la huelga y unas 100.000 hojas informativas, asegura su responsable de Organización, Dámaso Casado. Las cifras del papel que utilizan los sindicatos para difundir el paro son astronómicas. ELA ha editado un millón de trípticos defendiendo la reducción de la jornada laboral y ha impreso unos 20 kilómetros de pancartas de plástico animando a secundar la huelga, que colocará en barandillas. CC OO cuenta con 65.000 dípticos y 10.000 carteles. LAB ha multiplicado también su volumen de propaganda: tiene 160.000 carteles de diferentes tamaños y lanza cada día un millón de octavillas animando a parar el viernes. A ellos hay que sumar una riada de reuniones con los delegados comarcales y locales de los sindicatos y con los comités de empresa. Estas asambleas y encuentros no acaban hasta que llega el día del paro. Muestra de ello es la reunión que celebraron ayer UGT, Comisiones, ELA y LAB con los trabajadores de Alfa en Eibar. Pero es que está demostrado, y así lo constatan responsables de todas las centrales, que la fractura que las divide entre nacionalistas y no nacionalistas no llega a las empresas. Los comités sindicales están acostumbrados a trabajar juntos, sin los problemas que ello implica en sus dirigentes. "Las sedes [del sindicato] están llenas de gente, desordenadas, repletas de carteles y pancartas y la fotocopiadora echa humo estos días", relata Félix López, responsable de Organización de LAB. López, quien ha coordinado varias huelgas generales, destaca en esta ocasión "la ilusión que ha provocado esta convocatoria". A estas alturas, la mayoría de los sindicatos tienen ya establecidos los grupos de piquetes informativos, que recorrerán los poligonos industriales y los comercios el viernes para intentar que los más reticentes dejen de trabajar. Pese a la mala fama que tienen los piquetes, sindicatos tan distantes como UGT y LAB coinciden en señalar, en boca de sus responsables de Organización, que esta figura "está contemplada por ley". "La labor de los piquetes es informar, aunque hay excepciones y a veces, los ánimos se calientan", comenta Casado, coordinador de la huelga en UGT. Poner en marcha el engranaje de una huelga requiere también trámites legales como la presentación de la declaración pertinente ante el Departamento de Trabajo para legalizarla, las reuniones para concretar los servicios mínimos y, como en las últimas protestas, la preparación de recursos contra el decreto de servicios obligatorios establecido por el Departamento de Trabajo. Como marca la ley, los sindicatos tienen que presentar ante la Ertzaintza los itinerarios y horarios de las manifestaciones para conseguir la autorización correspondiente. La del viernes será la quinta huelga general desde la transición, pero la primera en la que el sindicalismo vasco toma la iniciativa e impulsa un paro en defensa de algo y no en contra de leyes, como el paro general contra la reforma general del 27 de enero de 1994. El viernes se sabrá si los sindicatos logran parar el País Vasco y Navarra por las 35 horas. Para ello llevan haciendo horas extras los dirigentes y afiliados de las centrales desde hace más de un mes.
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