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González insta a Almunia a que "ponga orden" y lidere el proceso para ganar las elecciones

Anabel Díez

La cúpula socialista se afana en aplazar el debate sobre la sucesión de José Borrell, tras su renuncia a la candidatura a la presidencia del Gobierno, hasta después del 13-J. No obstante, Felipe González, que fue recibido en un acto en Toledo al grito de "presidente, presidente", se sintió obligado a transmitir que no hay vacío de poder en el PSOE porque ahí está el secretario general, Joaquín Almunia, al que pidió que "ponga orden" y marque el trabajo para ganar las elecciones. Sólo él mencionó a Borrell -le llamó "amigo del alma"-, para decir que, en su opinión, no debería haberse ido.

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Todos los ojos y los oídos de la organización socialista estaban ayer puestos en el campus universitario de Toledo, en la antigua fábrica de armas, porque allí se reunía el grupo de sus dirigentes entre los que está con toda seguridad el sustituto de José Borrell como candidato a la Presidencia del Gobierno. El presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, invitó a la presentación de su candidatura autonómica al ex presidente Felipe González; al secretario general del partido, Joaquín Almunia; a la candidata europea, Rosa Díez, y al presidente de Andalucía, Manuel Chaves. También tendría que haber estado Borrell.Pero lo que iba a ser el primer acto de la campaña electoral -y, previsiblemente, el único en el que iban a coincidir González y Borrell, que accedieron por deferencia a Bono- se transformó en una sesión para buscar pistas que puedan indicar cuál de los asistentes liderará a los socialistas en las próximas elecciones generales. No las hubo, salvo que la recomendación de González a Almunia para que ejerza plenamente sus funciones de secretario general se interprete como que es su preferido para optar a la Presidencia del Gobierno.

En realidad, el único aclamado para ese puesto fue el propio González, quien, al advertirlo, apuntó hacia el cartel que tenía detrás, con la foto de Bono, como el único presidente real en estos momentos. A su vez, Almunia no hizo indicación alguna. Tampoco Díez. Y mucho menos el propio Bono, que se aferró a su comunidad aunque en un contexto de proyecto para toda España. Chaves habló mal del Gobierno popular y resaltó, como buen compañero, las cualidades de Bono.

Silencio sobre BorrellLos reunidos se tomaron en serio la determinación de no hablar del candidato en las elecciones generales hasta después de las del 13-J. Tan radical fue su deseo de no dar bazas que pudieran ahondar en la crisis que evitaron mencionar a Borrell. Nadie lo hizo, a excepción de Felipe González, quien asumió el papel de dar instrucciones.

"Quiero empezar", dijo González, "enviando un saludo a Pepe Borrell, compañero del alma, de solidaridad y de afecto. Estaba y estoy con él a pesar de que no estoy de acuerdo con su decisión". Las 2.000 personas congregadas brindaron entonces un cerrado aplauso al ausente.

Con el gesto y con esta referencia al ex candidato, González frenó el entusiasmo de los militantes que le habían recibido al grito de "presidente, presidente". Ésta era la primera vez que la base socialista se veía con cobertura para aclamarlo como tal desde que hace dos años quedó claro que no iba a repetir como candidato. Pero el propio González se encargó de enfriar el ambiente colocándose un paso atrás de la primera línea de representación.

"No me puedo desprender de mi responsabilidad interna. De la externa ya estoy bastante desprendido, y espero seguir así mucho tiempo", advirtió. A continuación se dirigió a Almunia: "La responsabilidad del PSOE va más allá de los votos porque tiene que defender la cohesión de España. Y, pidiendo esto, te ofrezco trabajar por ello". Luego, añadió: "Joaquín, pon orden, pónnos a trabajar para ganar el 13 de junio y el año que viene; ejerce de secretario general de un partido político que tiene un compromiso con España, porque hay que entrar en el siglo XXI con un liderazgo que crea en España".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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