Ciampi, nuevo presidente de Italia con el apoyo del Gobierno y de la oposición

En un ejemplo de sintonía bipolar poco frecuente en la política italiana, el ministro del Tesoro, Carlo Azeglio Ciampi, fue elegido ayer por el Parlamento décimo presidente de la República en la primera votación. Contó con el apoyo del Gobierno de centro-izquierda y de la oposición. Ciampi, de 78 años, artífice del saneamiento económico que ha permitido a Italia entrar en el euro, obtuvo 707 votos; superó por una treintena larga el listón de los dos tercios requeridos.

"Es una decisión que me honra. Espero estar a la altura de la confianza del Parlamento". Con estas palabras acogió Ciampi la noticia de su elección al cargo cuando le fue comunicada por los presidentes de la Cámara y del Senado, Luciano Violante y Nicola Mancino, respectivamente, en su despacho del ministerio. Poco después, Giuliano Amato fue designado su sucesor al frente del Tesoro.La notificación era una mera formalidad litúrgica porque la elección de Ciampi, un ministro técnico, sin carné de partido, era prácticamente segura tras el acuerdo alcanzado el miércoles entre el primer ministro, Massimo d'Alema, y el líder de la oposición, Silvio Berlusconi. El apoyo del centro-derecha al ministro económico debilitó la batalla de Franco Marini, líder del segundo partido más importante en la coalición de centro-izquierda, el Partido Popular Italiano (PPI), a favor de sus candidatos, la ministra del Interior, Rosa Russo Jervolino, y el presidente del Senado, Nicola Mancino.

"He sido traicionado por D'Alema", declaró un decepcionado Marini tras reconocer su derrota el miércoles por la noche, aunque no dejó de prometer que el centenar de votos de su partido irían al candidato oficial. Algo difícil de comprobar debido a que el voto es secreto. Lo que está claro es que 180 electores de la mayoría de Gobierno o de la coalición de oposición, el Polo de las Libertades, actuaron como francotiradores saltándose la disciplina de sus respectivos partidos, ya que Ciampi podía contar con 887 votos, la suma de los electores del Gobierno y la oposición, y obtuvo sólo 707. Hubo 55 votos blancos, 25 votos dispersos que fueron a parar a candidatos inverosímiles, como Maradona o el presidente saliente Oscar Luigi Scalfaro, 10 papeletas fueron para el senador vitalicio Giulio Andreotti, 15 para la comisaria europea Emma Bonino y 16 para la ministra Rosa Russo Jervolino. Mientras, la Liga Norte votaba mayoritariamente (72 papeletas de 81) a su propio candidato, Luciano Gasperini, y el Partido de Refundación Comunista, (PRC) hacía lo propio con el suyo, Pietro Ingrao, que consiguió 21 votos (4 más de los 17 de que disponía Refundación). Además, se registraron 18 votos nulos. En el aula de Montecitorio estaban presentes 990 grandi elettori de un total de 1.010.

La elección de Carlo Azeglio Ciampi a la presidencia de la República por una mayoría tan abrumadora y en la primera votación fue reconocida ayer "como un éxito de Massimo d'Alema" por el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi. En Roma, el líder del Polo, el magnate Silvio Berlusconi se atribuyó todo el mérito: "El Polo ha sido determinante", dijo. Un hecho evidente es que la candidatura del superministro económico, presentado como un presidente sin intereses de partido ni carnés, ha sido apoyada de forma más unánime por la oposición que por los partidos de la coalición de Gobierno. Dentro de este último arco político, tanto el PPI, un partido católico que no ha visto nunca con buenos ojos a Ciampi, acusado precisamente desde estos sectores de pertenecer a la masonería, como Renovación Italiana, el partido del ministro de Exteriores, Lamberto Dini, se han opuesto con distinta intensidad a esta elección.

Dini, enemigo político de Ciampi, confesó ayer haber votado al candidato de la mayoría, "aunque hubiera preferido alguien de centro y no de izquierdas". Giovanni Agnelli, presidente honorario de Fiat y senador vitalicio, se mostró entusiasmado con la elección de Ciampi.

La toma de posesión del nuevo inquilino del Quirinal (la colina más alta de Roma, al menos en sentido político) se producirá a partir del 28 de mayo, cuando expira el septenato de su antecesor, Oscar Luigi Scalfaro.