Bilbao autoriza la creación de un hotel en un edificio de la Casa de Misericordia

El Ayuntamiento de Bilbao dio ayer luz verde a la implantación de un hotel en los locales de un centro benéfico, a escasos metros del Palacio Euskalduna y la zona de Abandoibarra. El acuerdo, tomado en lo que fue, si no hay sorpresas, el último pleno municipal de la legislatura, no tuvo el apoyo de la mayor parte de la oposición. Dabi Alonso, portavoz de HB -único partido que intervino en el debate-, arguyó que el alquiler para uso hotelero afecta "al carácter benéfico" de la Casa de la Misericordia, una fundación que nació en 1774 y se dedica a la atención de jóvenes huérfanos y desamparados. Esta asociación pretende rentabilizar un pabellón en desuso, ubicado junto a la Feria de Muestras y el campo de San Mamés, con el objetivo de lograr fondos para la beneficiencia. El acuerdo pactado con los promotores del hotel, en régimen de alquiler durante 30 años, proporcionaría a la Casa de la Misericordia 12 millones anuales. La iniciativa se desarrolla en una época de fuerte demanda de plazas hoteleras en la capital, cuya escasez ha sido reconocida por las autoridades bilbaínas, tras el tirón turístico del museo Guggenheim. Además de este establecimiento, con una capacidad de 70 habitaciones, existe otro proyecto para edificar un hotel de lujo en la zona de Abandoibarra. El pleno municipal, cuyo orden del día comprendía más de 150 asuntos (la mayoría de ellos de carácter burocrático, referidos a autos judiciales, recursos y personamientos en los tribunales), aprobó por práctica unanimidad el reglamento sobre locales de prostitución, lo que convierte a Bilbao en la primera ciudad española con esta normativa. 23 votos afirmativos y dos abstenciones, de HB, refrendaron la ordenanza que regulará los locales de alterne. Actualmente, están registrados 46, aunque la cantidad real se duplica. El portavoz de HB censuró que el reglamento se haya elaborado "sin contar con las mujeres" y se lamentó de la oportunidad perdida "para entrar a fondo en la cuestión". "Nos quedamos en una mera ordenación urbanística", señaló. El asunto más curioso de la sesión fue el aplazamiento de una sanción de 50.000 pesetas al dueño de un perro que mordió el pasado año a un viandante en Bilbao. Había dudas, después de que dos ediles afirmasen que el sancionado ya había fallecido.