Fomento tacha el proyecto de la Comunidad para Campo Real de "dibujito de delineante"
El Ministerio de Fomento y la Comunidad de Madrid no comparten rumbo en materia aeroportuaria. El primer estudio de la Consejería de Obras Públicas sobre cómo debe ser el futuro aeropuerto de Campo Real no ha sentado nada bien en el seno del equipo ministerial que trabaja en el diseño del llamado "futuro sistema aeroportuario de Madrid". El máximo responsable técnico de Fomento, Antonio Gracia, tildó ayer el esbozo del Gobierno regional de "dibujito de delineante, un trabajo que carece de cualquier asomo de rigor". El Ejecutivo madrileño replica que no pretendía hacer otra cosa.
Gracia es presidente ejecutivo de Ineco, la consultoría participada por la empresa pública Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) que se encarga, desde principios de 1997, de proponer soluciones para paliar el desbarajuste en el tráfico aéreo nacional. Su opinión sobre los trabajos que ha encargado la Administración madrileña (véase EL PAÍS del pasado lunes) difícilmente puede ser más crítica. A su juicio, los técnicos contratados por la Comunidad de Madrid se han limitado "a hacer líneas en un planito, porque un dibujo soporta cualquier cosa", pero sin el menor resquicio de seriedad. "Una vez analizado ese trabajo, sólo cabe decir que hay que tomárselo a broma. En los planos de la terminal figuran hasta los cuartos de baño, pero se les ha olvidado el pequeño detalle de las escaleras para comunicar unos pisos con otros. En fin, que todo queda muy bonito, pero se reduce a un mero gesto de cara a la galería", resumió el técnico en el que más confía el ministro del ramo, Rafael Arias-Salgado.Pero las discrepancias van más allá. Algunos de los elementos esenciales en el diseño aeroportuario que propugna el Ejecutivo regional se rechazan de plano en los despachos ministeriales. La idea de que Campo Real sirva de nudo de comunicaciones de los trenes de alta velocidad (AVE), que Ruiz-Gallardón comenzó a difundir la semana pasada, se ventila en la Administración central con el epíteto de "disparate". Los hombres de confianza de Arias-Salgado para el tráfico aéreo entienden que la inmensa mayoría de los viajeros quiere llegar al corazón de la capital, y encontraría un "engorro" que el nudo gordiano de las infraestructuras del transporte matritense se desarrollara a 33 kilómetros de la gran ciudad.
Ocho pistas son muchas
Otro aspecto en el que las posturas entre ambas administraciones se dan de bruces es el del número de pistas que se deben construir en el futuro aeródromo camporrealense. La Comunidad de Madrid entiende que la construcción desde cero de un nuevo aeropuerto se debe aprovechar para dotarlo de una capacidad muy holgada, de modo que la región no sufra durante el sigloXXI los apuros que padece en la actualidad, con los retrasos multiplicándose casi a diario en los vuelos que parten de Barajas. Por todo ello, el aeropuerto de Campo Real que anhela la Consejería de Obras Públicas dispondría de cuatro pistas dobles -es decir, ocho- con aterrizajes y despegues en paralelo, lo que permitiría hasta 200 movimientos (aterrizajes y despegues) a la hora, frente a los 65 que se efectúan actualmente en Barajas.En Fomento se admite la "buena voluntad" de este planteamiento, pero sus técnicos lo encuentran "desorbitado". Y lo hacen mientras blanden los planos de los futuros colosos aeroportuarios de Chicago y Dallas, en Estados Unidos, que rondarán las 213 operaciones a la hora. En ambos aeródromos se han dibujado sólo media docena de pistas.
"¿Por qué el Gobierno de Madrid se emperra en su propuesta de ocho pistas?", pregunta un ingeniero aeronáutico adscrito al ministerio. Y se responde: "Creo que por obcecación. Ocho es un número elevado, elevadísimo. No hay máquinas suficientes en la región para construir tanta cosa de una sola tacada".
Al consejero madrileño de Obras Públicas, Luis Eduardo Cortés, le han pillado por sorpresa las críticas de la Administración central, gobernada por su mismo partido. El proyecto encargado por él no es más que un "estudio sin mayores ambiciones", según aseguró ayer, una mera comprobación sobre el plano de que todas las instalaciones necesarias para un aeropuerto internacional de gran envergadura "caben en la zona reservada a tal efecto en el Plan Regional de Estrategia Territorial". "El único proyecto válido lo tendrá que hacer Fomento, como corresponde. Lo nuestro es un trabajo previo", insistió el consejero.
Los autores de ese esbozo regional han dibujado las ocho famosas pistas con una orientación basada en las mediciones de viento conocidas de Barajas y Torrejón de Ardoz.
Mientras tanto, los técnicos del Ministerio de Fomento están montando un pequeño laboratorio meteorológico en Campo Real y también en Santorcaz, una ubicación que aún no se ha descartado como posible aeropuerto complementario a Barajas, en caso de que el incremento de la demanda de viajeros fuese inferior a la esperada.
Los expertos ministeriales insisten en que deberán esperar "al menos cuatro o cinco años" para conocer con exactitud el comportamiento de los vientos en la zona, un factor decisivo para diseñar la orientación exacta de las pistas y su funcionamiento con configuración norte o sur (es decir, variando el sentido de despegues y aterrizajes).
En cualquier caso, el Ministerio de Fomento tiene claro que habrá que ampliar el aeropuerto de Barajas y exprimir al máximo sus posibilidades antes de construir en Campo Real, que entraría en funcionamiento nunca antes del año 2025. El equipo de Fomento se basa para ello en un informe de la consultoría británica SH&E según el cual el actual aeropuerto se colapsará en el 2004, y entre ese año y el 2010 (año en que se abriría Campo Real si se empezara a trabajar hoy mismo) se dejarían de atender 300.000 operaciones, dejarían de crearse 64.000 empleos y se perderían 2,5 billones de pesetas de producto regional bruto.
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