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GUERRA EN YUGOSLAVIA El bombardeo de la Embajada china

Una larga lista de fiascos de los servicios secretos

Desde la invasión de bahía de Cochinos, en 1961, al reciente ataque a la Embajada china en Belgrado, la CIA ha sido responsable de errores graves que han causado importantes problemas a la Casa Blanca. Los últimos han traído consigo quebraderos de cabeza a un Bill Clinton que ya tiene que defenderse de la acusación de no tener una clara política internacional.Entre ellos, destaca la información errónea facilitada a Clinton sobre un supuesto centro clandestino de fabricación de armas químicas en Sudán, que resultó ser un muy conocido laboratorio farmacéutico. Pero ese descubrimiento se produjo cuando Clinton ya había ordenado que el lugar fuera bombardeado en agosto del pasado año.

Ese bombardeo fue una represalia por los atentados de ese mes contra sedes diplomáticas de EEUU en África, pero, en al menos un caso, el espionaje fue poco previsor. Prudence Bushnell, embajadora en Kenya, había advertido meses antes sobre la falta de seguridad en su representación.

En mayo de 1998, la CIA cometió el fallo garrafal de no interpretar bien las señales en su poder sobre la inminencia de un ensayo nuclear por parte de India. Los satélites habían detectado movimientos claros que anunciaban ese ensayo, pero Clinton se enteró cuando ya se había producido y fue incapaz de detener la escalada entre India y Pakistán. El atentado de junio de 1996 contra una base militar norteamericana en Dahran (Arabia Saudí) también pudo haber sido evitado si el espionaje hubiera hecho caso a un informe enviado por un oficial de la Fuerza Aérea que denunciaba la "vulnerabilidad" del lugar.

En Irak, la manipulación en provecho propio que la CIA hizo de UNSCOM terminó el pasado diciembre con el plan internacional de inspecciones y dejó a Sadam Husein manos libres para reemprender su programa armamentístico sin observadores de terceros países. En un documentado artículo para The New Yorker, Seymour Hersh concluye que la CIA es "la mejor amiga de Sadam". Es lo que también denuncia en su libro Endgame el exagente del servicio de espionaje de los marines Scott Ritter.

A esos errores en el exterior hay que añadir los cometidos en el interior por el FBI, al ser incapaz de detectar que China estaba robando secretos nucleares estadounidenses en laboratorios como el de Los Alamos. Entre los más sangrientos cometidos en los ochenta figura la destrucción por el crucero Vincennes, en julio de 1988, de un Airbus iraní que volaba sobre el golfo Pérsico. Fallecieron los 290 tripulantes y pasajeros del aparato.

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