Varias multinacionales retiran en España los ingredientes transgénicos de sus productos
Las asociaciones de consumidores aseguran que se trata de una estrategia de mercado
El furor transgénico, que arrasa ya en el Reino Unido, empieza a aterrizar en España. Pryca, la cadena de hipermercados más importante del país, con 95 centros; la división española de Marks and Spencer, y Nestlé España han quitado ya -o comenzarán a hacerlo próximamente- los ingredientes genéticamente modificados (OGM, más conocidos como transgénicos) de sus marcas y estantes. Las empresas aseguran que lo hacen para proteger al consumidor. Las asociaciones de consumidores, sin embargo, desconfían: creen que se trata simplemente de una estrategia de mercado.
España es el país de la Unión Europea que más relación tiene con los cultivos transgénicos: es el que más hectáreas tiene cultivadas, unas 20.000, y es el primer importador de soja modificada genéticamente. Sin embargo, las empresas alimentarias, el propio Gobierno y las mismas multinacionales biotecnológicas han tenido en España una vida relativamente tranquila. Lejos de, por ejemplo, lo que han vivido en los últimos tres meses sus colegas británicos, donde hasta los restaurantes presumen ahora de ofrecer alimentos "libres de OGM".Vender productos genéticamente modificados (siempre que estén autorizados) es perfectamente legal en la UE, pero las empresas británicas han preferido, ante la enorme presión de los grupos medioambientales liderados por Greenpeace, tomar distancia de la biotecnología. España es un caso raro. A pesar de las encuestas, que aseguran que más del 60% de los españoles está en contra de los ingredientes transgénicos -que se pueden encontrar principalmente en helados, galletas y postres-, las empresas habían decidido, hasta ahora, dejar las cosas como están.
Pryca, la cadena de hipermercados más importante de España, con 95 centros, ha decidido seguir la política iniciada por el grupo francés Carrefour, su casa matriz, "para suprimir cualquier ingrediente transgénico de los productos alimenticios de marca propia", según la empresa.
En Alcampo, otro de los grandes centros de distribución, la situación no está tan clara. Su jefe de comunicación, Alvaro Bordás, dice que "en principio" no quitarán los ingredientes transgénicos de los productos con su marca. "Es que no hemos detectado OGM en nuestros productos", explica. La división española de la cadena de tiendas británica Marks and Spencer también ha decidido seguir los pasos de su casa matriz, y ha eliminado, según la agencia que lleva su comunicación externa, los alimentos transgénicos de sus estanterías.
Las multinacionales de la alimentación Unilever y Nestlé anunciaron hace unas semanas que habían decidido eliminar los ingredientes transgénicos de sus alimentos. La filial de Nestlé en España ha decidido hacer lo mismo, es decir, sustituir los componentes transgénicos por otros que no lo son. En el caso de que eso no sea posible, retirarán esos ingredientes, ya que algunos "no son imprescindibles en la composición de los alimentos", reconoce Mercedes Mata, del Gabinete de comunicación de la empresa de origen suizo. "Esta decisión, más que una estrategia de mercado, como muchos dicen, es un compromiso con nuestros clientes". En Unilever España, cuyas marcas más conocidas son Frigo y Frudesa, sin embargo, no tienen previsto hacer "ningún tipo de cambios o anuncios", según afirma su director de relaciones externas, Ignacio Martínez Blasco.
Marketing o bondad
¿A qué se debe este repentino ataque de bondad cívica de las empresas? Muchos analistas europeos han criticado la actitud de las empresas, a las que acusan de aprovechar las reacciones de la opinión pública en beneficio de su propio marketing. Cecilia Denis, directora técnica de Demoscopia, intenta una visión intermedia: "Evidentemente las empresas buscan tener una buena imagen, pero en este caso es interesante para el consumidor, porque lo que beneficia a las empresas es también una campaña social".Si las asociaciones de consumidores no han reaccionado es porque, básicamente, no se creen la nueva actitud de las empresas. "Es muy difícil asegurarse de que un producto no tiene ingredientes transgénicos", asegura Rafael Urrialde, director de estudios de la Unión de consumidores de España (UCE). Isabel Ávila, presidenta de la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), cree que estas campañas anti OGM "pueden producir reemplazos con otras sustancias más peligrosas". Ávila teme incluso que los productos que presuman de no tener OGMs sean en un futuro más caros que los que no lo tienen.
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