Momentos de intensa belleza
A través de sus conciertos extraordinarios, la Sinfónica de Madrid viene ofreciendo programas de especial interés en los que se atiende a la música española -y no sólo la de hoy- y a ciertas creaciones internacionales tan reconocidas y valoradas como poco programadas entre nosotros. En este último caso habría que situar a la Lulú-Symphonie, preparada por Alban Berg cuando ultimaba la ópera sobre textos de Franz Wedeckind (Hannover, 1864-1918), que se estrenó en Zúrich, "la ciudad más moral del mundo" al decir de Wedeckind, en 1937 dirigida por Robert Denzler, dos años después de la muerte del compositor.En el recuento de la Sinfónica de Arbós figura Lulú (fragmentos) en 1935, lo que dice mucho del maestro y la entidad. Ahora, Cristóbal Halffter, con la colaboración de la soprano coreana Hellen Kwon, ha montado la suite en sus cinco números bien estructurados -como siempre en Berg- con el lied de Lulú en el centro, precedido de un Ostinato y seguido de unas Variaciones que equilibran la mayor fuerza de los movimientos extremos: Himno-rondó y Adagio sostenuto.
Preludio al centenario de la Sinfónica
Director: Cristóbal Halffter. Solista: H. Kwon, soprano. Auditorio Nacional. Madrid, 4 de mayo.
En un creador dramático tan definido como Berg y, a pesar de la clarificada textura, la perfecta y original instrumentación y la indudable tensión, estos pentagramas hacen añorar la representación de la ópera, completada desde 1979 con Friedrick Cerha que, a su vez, orquestó el acto tercero. Halffter, que conoce la obra de Berg muy hondamento, nos los mostró con toda claridad, en la que jugó parte principalísima la incansable y flexible orquesta madrileña. El público aplaudió reiteradamente.
Talento y sabiduría
Lo hizo, quizá con mayor intensidad, después del tremendo Memento a Dresde, "quasi una sinfonía", escrita por encargo de la orquesta de la ciudad, bombardeada hasta la destrucción durante la II Guerra Mundial. Pero ese año también tenía matices positivos: la celebración del 125º aniversario de la orquesta. Unos meses después del estreno mundial en Alemania, Madrid conoció la importante obra en noviembre de 1996. El talento, la sabiduría y los dones de Cristóbal Halffter alcanzan una cima impresionante.Pocas veces se logró en nuestro siglo una expresividad tan fuerte, concentrada y desoladora como la del tercer movimiento In memorian, centro del Memento, y otro tanto cabría decir de la formidable estructuración e invención orquestal del Solemne inicial o el fascinante virtuosismo del final, Espejo, recreación, más que síntesis, del ideario musical de los tiempos anteriores. La Sinfónica sonó con plenitud y se produjo con trascendente emotividad, guiada por el director-autor, en esta lección del humanismo musical de Halffter, explicado con la máxima claridad desde sus pentagramas.
Como final, el denomindado best seller de Halffter, esto es, el Tiento y batalla sobre Cabezón y Cabanilles. Hay que anotar el entusiasmo de una audiencia lejana de cualquier especialización, pero sensible a la belleza musical allí donde aparece.
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