La Guardia Civil halla altas dosis de cromo en los ríos Cànyoles y Magre
El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ha encontrado altas dosis de cromo, que rebasan los parámetros permitidos, en los cauces de los ríos Cànyoles y Magre. También ha confirmado la presencia de cantidades elevadas de cianuro en una acequia de L"Albufera. El Seprona está investigando, además, la contaminación de un afluente del Júcar (el río Verde) y el río Canals, aunque aún no disponen de los resultados de los análisis de las muestras tomadas.
Las sustancias contaminantes que se descubren con más frecuencia en los análisis de los cauces y acequias valencianos son el amonio, el fosfato y los fenoles. Estas sustancias proceden "de las aguas residuales de los municipios que carecen de depuradoras". Son los contaminantes que más proliferan, según los análisis efectuados, en los cauces del río Magre y su afluente, el Buñol. Pero el Seprona asegura que apenas han encontrado cantidades excesivas de las sustancias más letales para la flora y la fauna: el cianuro, el cobre y el plomo, unos residuos que se generan, sobre todo, en las actividades industriales de galvanizados y cromados de metales. La Guardia Civil destaca el cauce del Turia, aguas arriba de la localidad de Riba-roja, como el río valenciano que registra una menor contaminación, por la escasa actividad industrial en las comarcas del Rincón de Ademuz y Los Serranos que atraviesa el río en esa zona. El año pasado el Seprona de la Comandancia de Valencia impuso 38 denuncias por contaminación de aguas, además de levantar 17 actas y elaborar 80 informes por este asunto. Aunque estas denuncias apenas suponen el 1,76% de las 2.153 que impuso el Seprona a lo largo de todo el año 1998. 16 denuncias En el primer trimestre de este año ya se han contabilizado 16 denuncias por vertidos en aguas continentales, se han levantado 12 actas y se han redactado 16 informes. Si se mantiene el ritmo actual, se triplicarán las denuncias del año pasado. "Los ciudadanos están cada vez más concienciados sobre estos vertidos y acuden a denunciarlos; además, nuestros agentes recorren los cauces para controlar mortandades de peces y coloraciones extrañas del agua", explicó un sargento del Seprona. Sin embargo, uno de los problemas que más preocupa al Seprona, y que ha constatado con los diversos informes que ha elaborado, es la creciente salinización del terreno (sobre todo en el área metropolitana de Valencia y en menor medida en la comarca de La Ribera). Los agentes achacan este fenómeno al uso de nitratos para abonar los cultivos de naranjos y al hecho de que las depuradoras no están preparadas para depurar las aguas residuales salinizadas de las industrias de curtidos. Por ello, ese caudal, que discurre a través de barrancos y acequias, acaba salinizando las tierras por las que pasa. "Es muy caro adaptar las depuradoras para eliminar las sales de las aguas residuales", sentencian fuentes del serviio de la Guardia Civil dedicado a proteger el medio ambiente.
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