Cultura inicia las excavaciones en la plaza de Ramales a la búsqueda de Velázquez
Las excavaciones para encontrar el cuerpo del pintor Diego de Silva y Velázquez, cuyos restos se encuentran supuestamente bajo el asfalto de la plaza de Ramales, comenzaron ayer. Una taladradora levantó 16 metros cuadrados de pavimento para facilitar a los arqueólogos la búsqueda de una de las esquinas de la iglesia donde fue enterrado el pintor. Cuando se halle este muro, los expertos de la Consejería de Cultura podrán determinar con exactitud la orientación de la edificación y, por tanto, la ubicación de la cripta donde se supone que se inhumó al artista.
Diego de Silva y Velázquez, pintor de la Corte de Felipe IV, falleció en 1660. Su cuerpo fue enterrado en la iglesia de San Juan, templo cercano al alcázar de los Austrias. Los textos de la época señalan que se le dio sepultura en una "bóveda"[cripta] de la iglesia. Pero, a principios del siglo XIX, la iglesia fue derribada por orden de José I Bonaparte, que deseaba más espacios abiertos en torno al palacio. De esta manera, Madrid perdió una iglesia y ganó una plaza: la de Ramales. Pero, como el templo fue demolido en sólo tres días, los historiadores creen que no dio tiempo suficiente para acabar con sus estructuras más profundas. Por ello, es posible que la "bóveda" siga aún bajo la plaza.
Con estas premisas, la Consejería de Cultura, cuando se cumplen 400 años del nacimiento del pintor, decidió emprender la búsqueda de los restos del artista, cuyos trabajos sobre el terreno comenzaron ayer.
No obstante, los técnicos de Patrimonio no quieren echar las campanas al vuelo. Dos investigaciones anteriores (a mediados del siglo XIX y a principios de los años sesenta de este siglo) acabaron en fracaso. De hecho, el Ayuntamiento dio por perdidos definitivamente en 1961 los restos y levantó un monolito en memoria del artista en mitad de la rotonda.
Pero ahora nuevos datos y descubrimientos -como el hallazgo de unos bien conservados túneles que cruzan la plaza- han reavivado las esperanzas de los investigadores.
Para no tener que levantar toda la glorieta, los técnicos de la Comunidad han ideado un ingenioso plan de búsqueda. Consiste en encontrar uno de los muros de la iglesia para conocer la orientación exacta del templo. A continuación, y dado que se conocen los planos del edificio, se horadaría la plaza en el lugar exacto donde se encontraba la bóveda donde supuestamente fue enterrado. Ayer, las taladradoras allanaron el camino a los arqueólogos, que revisarán con minuciosidad todos los restos arquitectónicos que vayan apareciendo. Los estudios previos anuncian que junto al cuerpo de Velázquez podría encontrarse el de una de sus hijas; el de Gaspar de Fuensalida, notable de la época; y posiblemente el de Sebastián Herrera, trazador mayor del rey.
Pero todo son suposiciones, porque nadie sabe a ciencia cierta si Velázquez fue enterrado bajo el suelo de la iglesia o en un nicho abierto en los muros del templo, con lo que sus restos se habrían perdido para siempre. Los expertos dicen que resolver el enigma es sólo cuestión de tiempo. De poco.
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